Un testigo de identidad reservada que declaró en el causa por el crimen de Fernando Pérez Algaba (41) aportó un nuevo detalle que siembra más dudas sobre las últimas horas con vida del trader que entre el 22 y 23 de julio pasado apareció descuartizado en una valija y una mochila. Puntualmente sobre el campo de General Rodríguez donde "Lechuga", como le decían a la víctima, mantuvo un encuentro con dos ex amigos y ex socios: Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas (43).
"Maxi me cagó, estoy yendo para el campo", le dijo Pérez Algaba al testigo de identidad reservada el 18 de julio a la tarde, según reveló el diario Clarín.
"A mi me dio miedo que pase una situación rara porque Fernando estaba yendo para el campo con un amigo y además dijo que Maxi 'lo cagó y que le tenía que dar plata', pero desconozco si le entregó o no el dinero", agregó el testigo en otro pasaje de su declaración.
"Lechuga" estaba en viaje hacia el emprendimiento "Renacer", un loteo de terrenos ubicado en avenida de Las Américas, de General Rodríguez, donde hay montados tres contenedores que funcionan como oficinas y dos edificaciones de mampostería, una de ellas utilizada como galpón para guardar cosas, mientras que la restante está en estado de abandono. Ahí fue la última vez que lo vieron con vida.
En ese lugar, los peritos encontraron varias manchas que aparentan ser de sangre que son analizadas para determinar si son hemáticas y, en ese caso, si pertenecen a la víctima.
La persona que habló con la Justicia dijo lo que sabía sobre la vida privada de Pérez Algaba: "que Pérez Algaba era operador en la bolsa de valores, o que 'trabajaba en la bolsa'; que nunca escuchó conversaciones y/o audios de Whatsapp donde la víctima u otras personas se intimidaran o amenazaran".
Además, contó que el fin de semana anterior al 18 de julio tuvo una conversación en la que notó "raro" y "distante" a Pérez Algaba. "Eso llamó mi atención", declaró el testigo. También dijo que le respondió las historias que "Lechuga" subió a las redes sociales y le preguntó si se había olvidado algo en su camioneta y que cuando le respondió que sí, el testigo le dijo que enviaría una moto a buscar eso.
"El día 18 cuando intenté contactarlo nuevamente me contestó 'estoy descompuesto, me está llevando un amigo', y al intentar llamarlo me atendió rápidamente y me dijo 'Estoy yendo al campo, después te llamo'", agregó.
Al no saber nada más de Pérez Algaba, el testigo comentó que fue hasta el departamento que alquilaba para contactarlo y no lo ubicó. Fue entonces que se comunicó con "Flavia", la mejor amiga del trader que es gestora de autos, e intentaron llamarlo, sin éxito.
El testigo también dijo que sabía del viaje que el trader tenía programado a Barcelona para el 19 de julio ya que como a varias otras personas, le había compartido el itinerario del vuelo.
El encuentro en General Rodríguez
El 18 de julio, Pérez Algaba llegó al complejo "Renacer" junto a Vargas a bordo de la Land Rover modelo Range Rover Evoque y ambos se encontraron allí con Pilepich, quien había arribado en una camioneta BMW.
Durante ese encuentro, al que el empresario fue con su perro bull dog francés, según contaron luego en su declaración testimonial los otros dos hombres, Pilepich le entregó a Pérez Algaba 60 mil dólares con los que saldaba una deuda de 150 mil que tenía con la víctima.
Tras esa transacción, el empresario le devolvió la camioneta a Pilepich, quien se retiró con Vargas en ese vehículo -su BMW lo dejó en el campo-, mientras que "Lechuga" se quedó esperando que alguien pasara a buscarlo, según él mismo les dijo.
Al respecto, Pilepich contó que cuando se iba vio que en sentido contrario se acercaba un vehículo -aunque dijo no recordar marca y modelo- que supuso era el que iba a buscar a Pérez Algaba.
Esa fue la última vez que, en el marco de la causa, testigos dijeron haber visto a la víctima con vida, ya que entre el 22 y 23 de julio sus restos fueron encontrados en una valija y una mochila arrojadas a un arroyo de Ingeniero Budge, Lomas de Zamora.
Los investigadores procuran esclarecer las motivaciones del asesinato y así dar con el o los autores, aunque en el transcurso de la pesquisa advirtieron que el empresario tenía varios enemigos y recibía amenazas de muerte por parte de numerosas personas a las que les debía dinero.
Entre ellas, se encuentran el señalado barra de Boca Gustavo Iglesias y su hijo, Nazareno, quienes aparecen en audios amenazantes que el propio Pérez Algaba grababa y en los que le reclamaban una deuda en dólares.
Por el momento hay solo una persona detenida en la causa, una mujer trans identificada como Alma Nicol Chamorro (35), quien era la dueña de la valija en la que aparecieron parte de los restos del empresario el 22 de julio último y a quien se le imputa el delito de partícipe secundaria de homicidio.