Cecilia y Ángela tenían esa relación única de hermanas difícil de describir. Eran compañeras, compinches e inseparables.
En pandemia decidieron marcar en sus pieles este sentimiento de ser una siendo dos. Se tatuaron una runa parabatai, símbolo del libro juvenil Shadow Hunters (Cazadores de sombras) que representa a dos guerreros que unen sus almas para luchar contra las sombras de por vida.
Hace unos días, Ángela recordó en las redes a su hermana con este juramento que traspasa las fronteras de la vida y de la muerte. Ángela ahora está sola. Ángela no sabe dónde llorar o llevar flores. Ángela perdió a su guerrera y su dolor aún es enojo y bronca por un abandono que nunca debió haber ocurrido.
“Mi parabatai. No me ruegues que te deje, o que regrese cuando te voy siguiendo. Porque a donde tú vayas, yo iré. Donde tú vivas, yo viviré. Tu gente será mi gente. Y tu Dios será mi Dios. Dónde tú mueras, allí moriré. Y allí seré enterrado. El Ángel me haga esto y mucho más, si nada más que la muerte nos separa a ti y a mí”, escribió junto a la imagen del tatuaje que unía a ambas.
La joven fue una de las últimas personas que tomó contacto con la mujer de 28 años que desapareció el 1° de junio en Chaco y en diálogo con TN dio detalles de cómo fueron esos mensajes previos a no saber más nada de ella y por qué nunca aceptó a César Sena, su excuñado y principal sospechoso de la desaparición.
“Nuestra relación se basaba en que me mande ‘memes’ (imágenes) todo el día. Yo no soy tan comunicativa así que le ponía me gusta o le mandaba un meme de vuelta y nada más”, detalló Angela.
En base a esto, contó que esta tarde publicó en sus redes sociales uno de los últimos posteos que recibió de su hermana. “Dice: ‘No te preocupes hermanita, mientras yo esté aquí nunca estarás solita’, Y cuando veo esas cosas digo: ¿y ahora que hago? No está, ella me prometió que nunca iba a estar solita”, lamentó la joven.
“La mayoría está enojada con él y yo estoy enojada con ella. Le dije que no lo quería (a César). Es un enojo infantil porque ella era como mi mamá también y estoy enojada porque me dejó”, sostuvo.
También habló sobre del miedo que vive todos los días su familia, pero remarcó: “Ya estamos jugados, hay que esperar”. “Parece irreal, algo que le pasa a otra persona, no a mí. Son cosas que veía en la tele, nunca se me ocurrió que me iba a ocurrir”, insistió.
En medio de la angustia por una búsqueda incesante, Ángela se refirió a la relación que tenía con la familia Sena y remarcó que con su hermana no hablaban del tema. “Yo tenía mi propia opinión, pero si no tengo nada bueno para decir de alguien, no lo digo. A mí no me caía bien”, sostuvo sin ahondar en los motivos. “Era el marido de mi hermana, lo saludaba cortésmente y punto”, destacó.
Asimismo, detalló que, al principio, el vínculo entre Cecilia y César tuvo problemas. “Él la dejaba plantada y eso no me gustaba porque se vivían peleando y me parecían un poco tóxicos, pero era su vida, no la mía”, aclaró.
Con respecto al presunto viaje a Ushuaia que la pareja iba a realizar antes de la desaparición, manifestó que su hermana estaba contenta porque iba a tomarse vacaciones después de muchos años, además de que era la primera vez que iba a subirse a un avión y no descartó que también su alegría tenga que ver con alejarse de la familia Sena. “En un principio pensé que si estaban los pasajes la mató por un drama pasional, porque que se fue la mano, pero si no están los pasajes creo que fue algo planeado”, agregó.