Un infarto se produce cuando se bloquea el flujo de sangre que va al corazón. Por lo general, el bloqueo es una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias que forman una placa en las arterias que alimentan el corazón. Generalmente, hay más riesgo de desarrollar la enfermedad cardiovascular después de los 50 años. Pero ahora estudios en España y México están señalando que hay más jóvenes menores de 45 años sufren infartos.
En España, los casos de infartos en personas jóvenes también son una preocupación. La causa puede ser la vida con menos actividad física de los últimos años, cada vez es más “sedentaria y con peores hábitos cardiosaludables”, según Diego Félix Arroyo, cardiólogo del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.
El especialista presentó recientemente los resultados de un estudio en el congreso de la Sociedad Española de Cardiología, y advirtió que el infarto está aumentando en los jóvenes.
Hicieron un registro unicéntrico observacional, descriptivo y retrospectivo de todos aquellos pacientes menores de 45 años que ingresaran en la unidad de cuidados coronarios del hospital sevillano tras el diagnóstico de síndrome coronario agudo entre enero de 2010 y abril de 2021.
Como hay diferentes factores entre el norte y sur de España, especialmente en referencia a la dieta y los hábitos sociales, que pueden condicionar diferencias en cuanto a la presentación de factores de riesgo cardiovascular y comorbilidades, el especialista señaló que los resultados no sean extrapolables al cien por cien para toda España.
En la muestra analizada, encontraron que hubo un incremento significativo si comparamos el inicio de la década de 2010 frente a los datos de los últimos años. Sin embargo, se aclaró que la mortalidad por infarto en el estudio en jóvenes de España es mucho más bajo, de menos del 2% en los menores de 45 años a casi un 7% en los mayores.
En México, cada vez más pacientes jóvenes menores de cuarenta años llegan al Instituto Nacional de Cardiología con un infarto. En este país, las enfermedades del corazón son desde hace dos décadas la principal causa de muerte que mata al día a 219 hombres y 190 mujeres. Sin embargo, en 2018 se posicionaron ya como la cuarta causa de defunciones entre jóvenes de 25 a 44 años de edad.
De acuerdo con Diego Araiza, cardiólogo adscrito al servicio de urgencias y Unidad Coronaria del Instituto Nacional de Cardiología de México, se está produciendo la transición epidemiológica con personas más jóvenes y menos factores de riesgo que sufren infartos. Según informaron en la revista Archivos de Cardiología de México, “el infarto de miocardio es cada vez más frecuente en jóvenes y su principal factor de riesgo es el tabaquismo”.
Revelaron también que el 47% de los pacientes jóvenes estudiados tenían síntomas depresivos después de haber padecido el infarto durante los tres meses posteriores. El desarrollo de la aterosclerosis dentro de las arterias empieza desde la infancia. Se acumulan grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias.
En la adolescencia, estas pequeñas lesiones aumentan con la acumulación de lípidos y dan lugar a la formación de pequeñas placas fibrosas. En los años siguientes, estas placas crecerían y se agrandarían, pudiendo sufrir roturas y trombosis, que serían las desencadenantes de los eventos agudos, como el infarto de miocardio.
La situación en la Argentina
Un estudio realizado en Argentina descubrió que 1 de cada 10 infartos que se registra en el país ocurre en personas de menos de 45 años. Dentro de ese grupo etario, 4 de cada 10 se dan en mujeres. Estos casos se vieron particularmente relacionados con el tabaquismo y el componente heredofamiliar.
“Algo que se evidenció en el trabajo es que el tabaquismo tiene el doble de incidencia en pacientes jóvenes, comparado con aquellos que se infartan luego de los 45 años. El tabaco es un factor de riesgo muy importante: en Estados Unidos, 440.000 muertes al año están relacionadas con el cigarrillo”, refirió el doctor Adrián Charask, médico cardiólogo, Asesor Científico del Área de Investigación de la Sociedad Argentina de Cardiología y coautor de la investigación.
El estudio fue presentado recientemente en el marco del Congreso Argentino de Cardiología 2021. El componente hereditario también demostró ser relevante en los pacientes jóvenes.
Si bien se trata de un factor de riesgo no modificable, sí sería importante que se invite a las personas con antecedentes familiares a cuidar aún más su salud en general y la salud cardiovascular en particular, ya que presentan un riesgo aumentado de desarrollar alguna de este grupo de enfermedades.
Cuando desarrollan un infarto, el pronóstico es más favorable en los jóvenes en comparación con las personas mayores. La doctora Yanina Castillo Costa, médica cardióloga, quien es directora del Área de Investigación de la SAC y coautora de la investigación, comentó: “Debemos diferenciar el pronóstico a corto y a largo plazo.
Si un paciente se infarta joven, seguramente lo haga porque tiene historial de tabaquismo o antecedentes heredofamiliares, como mostró el trabajo. Es poco probable que fallezca en ese primer evento, porque los jóvenes tienen menos mortalidad que la gente mayor”.
Además, la especialista resaltó la importancia de cambiar los hábitos que afectan el corazón. “Si el paciente deja de fumar, adquiere hábitos saludables y toma la medicación correctamente, probablemente tenga un buen pronóstico a largo plazo. Por el contrario, si sigue fumando o no realiza los cuidados necesarios, no es bueno, porque estos pacientes tienen muchas veces nuevos eventos coronarios”, advirtió.
El impacto de la enfermedad cardiovascular varía según la región del mundo donde la persona se encuentre. “Cuando miramos el pronóstico de infarto en Argentina respecto del resto del mundo, tenemos el doble de la mortalidad que los países desarrollados, con una mortalidad intrahospitalaria del 8.8% mientras que otros países como Estados Unidos, Francia o España tienen 4 o 4,5%.
A pesar de que nuestra Sociedad y el registro están relacionados a centros de alta complejidad, donde más del 80% de los pacientes recibe tratamiento de reperfusión coronaria (angioplastia o fibrinolíticos), este incremento de la mortalidad se debe especialmente a la falta de una adecuada logística prehospitalaria que retrasa los tiempos de tratamiento”, explicó el doctor Charask.
El trabajo se realizó gracias al ARGEN-IAM, un registro continuo del infarto agudo de miocardio con elevación en el ST, que comenzó en 2015 y se ha llevado adelante en forma conjunta por la Sociedad Argentina de Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología.
Gracias al trabajo colaborativo de múltiples centros asistenciales, “se puede evaluar en forma continua el pronóstico y tratamiento de los infartos y ya se llevan registrados más de cinco mil pacientes”, informó el doctor Alejandro Meretta, médico cardiólogo y coordinador General del Comité Científico del Congreso de cardiología.
Los expertos pusieron énfasis en la prevención de los infartos que comienza también desde la infancia. “Siempre es pertinente recordar que lo más importante es la prevención: llevar un peso adecuado, una nutrición saludable, evitar el tabaquismo, controlar la hipertensión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre, reducir el consumo de alcohol y realizar actividad física contribuyen a un buen estado de salud en general”, dijo Claudio Majul, médico cardiólogo.
“Hay muchas medidas que se pueden tomar y que, de hecho, vienen implementándose: prohibir las publicidades de tabaco, aumentar el precio de los cigarrillos para que sean menos accesibles, promover ambientes 100% libres de humos de tabaco, entre otras, pero fundamentalmente debemos educar a la población, incorporando a la currícula de los colegios la importancia del cuidado de la salud.
Esto abarca distintos aspectos, como la alimentación saludable, la importancia de realizar actividad física diaria y el control de los factores de riesgo”, remarcó la doctora Castillo Costa. Esos cambios en el estilo de vida no solamente ayudan a prevenir síndromes coronarios agudos, sino que también disminuyen las probabilidades de desarrollar un ataque cerebrovascular (ACV), insuficiencia renal y enfermedad cardiovascular periférica, entre muchas otras.