A simple vista, Venezuela es una de las economías que más crecerá este año en la región, según las proyecciones de la Comisión Económica Para América Latina y El Caribe (CEPAL). Detrás de la “nueva rica” Guyana, cuyo crecimiento esperado ronda el 34% bajo el boom de sus nuevos yacimientos petroleros, el PBI venezolano se expandirá 4% en 2024, en contraste con una caída de 3,1% proyectada para la Argentina.
El crecimiento de la economía venezolana será este año superior al promedio de toda la región, que se ubicará en 2,1%, de acuerdo a las estimaciones de ese organismo de Naciones Unidas.
La noticia es positiva en un marco político complejo y con elecciones presidenciales a la vista, el 28 de julio. Pero detrás de los datos fríos hay otra historia oculta. “Para evaluar las perspectivas de crecimiento de una economía como la venezolana hay que saber de dónde viene”, dijo a TN el economista jefe de Anova Policy Research, Omar Zambrano.
La respuesta es contundente: “Viene de un proceso largo y profundo de contracción económica que duró 8 años. En ese lapso, entre 2013 y básicamente todo 2021, la economía se contrajo aproximadamente entre 75 y 80%. Lo que quedó es apenas una fracción de un cuarto o un quinto de lo que llegó a ser la economía hace apenas 10 años. Ese es el punto de inicio”, afirmó.
Dolarización de hecho, pobreza y petróleo
Venezuela llegó a ser la cuarta economía de la región, detrás de Brasil, México y la Argentina. “Hoy la República Dominicana es más grande en términos económicos. Pasamos del cuarto lugar al décimo en el ránking”, dijo en diálogo con TN el economista Hermes Pérez, profesor de la Universidad Metropolitana de Caracas. La economía venezolana se asocia más al tamaño de una pequeña nación centroamericana.
El país llegó a tener un PBI de US$370.000 millones. En 2023 fue de US$96.000 millones, aunque llegó a estar en US$55.000. “Perdimos el 80% de la masa muscular del 2013 al 2021″, resumió Pérez.
La crisis no quedó atrás, pero los venezolanos ya no pasan tanto trabajo para conseguir cualquier tipo de productos de primera necesidad, como hace apenas 5 o 6 años, cuando no había literalmente nada. La dolarización de facto logró frenar la hiperinflación, que estaba consumiendo a una población sumida en la pobreza general, la escasez y el drama cotidiano de conseguir un plato de comida.
Hoy las góndolas de los mercados lucen colmadas, con mayor variedad que los súper argentinos. Florecen los bodegones con productos importados para regocijo de una diezmada clase media reducida a su mínima expresión por la crisis y la migración. Todo a precio dólar tras la apertura masiva de importaciones. La “moneda del enemigo” reina en todo el país y dejó al bolívar, la devaluada divisa local, a un mero rol de partenaire, como en la Argentina. De hecho, el 50% de los depósitos bancarios están en dólares.
La pregunta es: ¿Hay dinero para comprar esos productos? La pobreza sigue siendo el centro del universo venezolano. Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), elaborado por distintas universidades del país, el 80% de la población es pobre. “El 50% sufre de pobreza crítica. Pero en el otro lado de la moneda surgió una clase media emergente que abarca al 10/15% de la población. Y hay un grupo más pequeño que realmente no se sabe si por actividad económica o corrupción se ha enriquecido de manera brutal”, comentó Pérez.
El fantasma de la hiperinflación quedó atrás. Venezuela llegó a tener un índice de 130.000% en 2018. Desde entonces viene bajando: en 2019 fue de 9585%; en 2020 de 2959%; en 2021 de 686%; en 2022 de 234% y en 2023 de 189%. “Ahora, a abril, tenemos 64,9% anualizado. Se ha venido mejorando en este punto”, dijo el economista de la Universidad Metropolitana de Caracas.
Qué impulsa hoy el crecimiento del 4% en la economía de Venezuela
Venezuela ha sido beneficiada por la invasión rusa a Ucrania ante el aumento del precio del petróleo, su principal recurso de exportación.
“Entre 2020 y 2023 los ingresos crecieron 189%. En 2020 fueron US$5738 millones y el año pasado llegaron a US$16.471 millones. Se triplicó el ingreso petrolero. Y para este año estimamos unos US$18.000 millones. Estaríamos hablando de un incremento del 200% de la factura petrolera. Solo en el primer trimestre de 2024, entraron US$4634 millones, contra US$3479 millones en el mismo lapso del año pasado, un 33% más”, puntualizó Pérez.
Este incremento en las exportaciones se recostó en la flexibilización de las sanciones impuestas por Estados Unidos para impulsar un acuerdo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición que desemboque en un proceso electoral limpio y democrático. Venezuela celebrará elecciones presidenciales el 28 de julio próximo. Sin embargo, las trabas impuestas a los dirigentes opositores para presentar sus candidaturas, como ocurrió con la popular María Corina Machado y su ladera Corina Yoris, provocaron fuertes denuncias y amenazas de Washington para retomar las sanciones.
“Estados Unidos abrió las puertas a la importación de petróleo venezolano con estas flexibilizaciones. Esto tiene grandes ventajas. No es lo mismo llevar el crudo a ese país, que está a tres horas y medio de vuelo, que a China o a la India. Además, hay una ventaja adicional: las refinerías de Corpus Christie, en Texas, están diseñadas para recibir el crudo venezolano”, afirmó Pérez. El petróleo venezolano tiene un alto contenido de azufre y metales pesados y requiere de procesos especiales para su refinación.
Ahora, si Estados Unidos agrava las sanciones, el crudo deberá exportarse a otros países más alejados. Por las trabas, el pago se debe realizar bajo un complejo mecanismo financiero. Los compradores exigen un fuerte descuento en el precio para sortear esos onerosos impedimentos norteamericanos. En concreto, Venezuela podría perder en el año hasta 1500 millones de dólares.
Atado al poder del petróleo, el país viene aumentando sus exportaciones de cacao, ron, camarones y cangrejos, pero son rubros pequeños comparados con la industria petrolera. Las remesas enviadas por ese ejército de 6 millones de inmigrantes que salieron del país en los últimos años son también una importante porción de divisas que llegan a Venezuela.
Hoy, con una situación económica tímidamente más estable tras la brutal caída en un enorme agujero negro, los venezolanos se preguntan si esta situación podría influir en las elecciones presidenciales. “En líneas generales, al venezolano le ha ido muy mal en los últimos años. La mayoría de la población preferiría un cambio político”, dijo Pérez.
Para Zambrano, economista jefe de Anova Policy Research, el crecimiento esperado de la economía es “bastante mediocre” cuando se lo mide desde dónde viene. “Si hay un triunfo de los sectores democráticos y se logra una negociación que abra el paso a una victoria de la oposición, probablemente el crecimiento va a ser mucho mayor porque va a haber un rebote vinculado a las expectativas positivas para los próximos años”, concluyó.