Lula profundiza su giro hacia China
El Presidente de Brasil se reunirá con Xi Jinping con la mira en fortalecer la relación comercial.
Lula dio un giro de 180 grados en la política exterior de Brasil desde su asunción el 1° de enero. El contraste con Jair Bolsonaro es evidente. Desde entonces, el país volvió a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y a la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Ahora, es el turno de mirar hacia China.
El mandatario brasileño inicia este miércoles una visita oficial a Beijing con la mirada puesta en diversificar exportaciones y conseguir inversiones e infraestructura, como ferrovías e hidroeléctricas, para apuntalar su gestión con una buena inyección de capitales y proyectos.
“El objetivo es establecer una relación más fluida y profunda. Lula quiere diversificar las exportaciones, ampliar el número de productos, sobre todo primarios, e incluir otros de valor agregado. Hoy todo se concentra en soja, minerales y aceite”, dijo a TN el profesor de Derecho Internacional de la Fundación Getulio Vargas y coordinador de su Núcleo de Estudios China-Brasil, Evandro Menezes de Carvalho.
Desde el lado chino, hay fuerte interés en el encuentro que Lula mantendrá con el presidente Xi Jinping, bajo la sombra de la Ruta de la Seda, el megaproyecto económico y de inversiones chino al que no adhirió Brasil tras el fuerte rechazo del expresidente Bolsonaro a sumarse a esta iniciativa de Beijing.
QUÉ BUSCA LULA EN SU VIAJE A CHINA
Si bien es marcada la agenda progresista de Lula en materia de política exterior, con su acercamiento a mecanismos regionales como la Unasur y la Celac que habían sido dejados de lado por Bolsonaro, Lula busca un equilibrio que lo posicione a nivel internacional.
En ese marco, se ubica su reciente viaje a Washington, donde se reunió con el presidente estadounidense Joe Biden y sus esfuerzos para presentarse como mediador en la guerra en Ucrania.
Pero China, más allá de las preocupaciones de la Casa Blanca, es hoy prioritario para su gobierno. ¿La causa? Beijing es el principal socio comercial de Brasilia.
China es un mercado vital para Brasil. En 2020, el intercambio llegó a los 100 mil millones de dólares. Un año después, según datos de la Secretaría de Comercio Exterior brasileña, se movieron unos 138.000 millones entre ambos países. En 2022, el flujo bilateral registró un récord de 150.500 millones de dólares. El crecimiento es constante.
Para Menezes de Carvalho, Lula quiere ahora ampliar los rubros exportables, pero para ello debe competir con productos chinos que lo superan en precio y calidad. Lo más probable, según dijo, es que todo se concentre en la venta de más comodities, como el maíz.
Lula da Silva rumbo a #China en visita oficial
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El presidente de #Brasil emprendió este martes su viaje a Pekín, donde se reunirá el viernes con su homólogo Xi Jinping. La agenda abarca temas comerciales y una propuesta de mediación en la guerra de #Ucrania.#DWNoticias /jam pic.twitter.com/7J5QLbIEKTApril 12, 2023
No por nada Lula viaja con una delegación de decenas de empresarios y 40 políticos, entre ellos nueve ministros, gobernadores y parlamentarios.
“Vamos a consolidar nuestra relación con China. Voy a invitar a Xi Jinping a Brasil para una reunión bilateral, para mostrarle los proyectos para los que nos interesan inversiones chinas”, afirmó Lula antes de viajar rumbo a Beijing.
LA PAZ EN UCRANIA, INVERSIONES Y PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA
Lula se reunirá con Xi recién el viernes. El jueves asistirá a la toma de posesión de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff al frente del banco de los BRICS, el grupo de países emergentes que reúne además a China, India, Rusia y Sudáfrica y al que Argentina pretende ingresar.
El presidente brasileño quiere hablar con Xi sobre su propuesta de paz en Ucrania. Lula quiere sumarse al rol de mediador junto a Beijing y otros países para destrabar la guerra y posicionar a su país en el primer escalón de la diplomacia internacional.
Lula además busca atraer en China millonarias inversiones y proyectos de infraestructura en sectores claves como ferrovías e hidroeléctricas para desarrollar la industria nacional. Pretende seducir a Beijing con una asociación privilegiada que impulse aún más los vínculos económicos después de cuatro años de fuertes encontronazos diplomáticos bajo la gestión de Bolsonaro.
Pero el presidente brasileño también es consciente de que su acercamiento a China causa fuertes resquemores en Estados Unidos. Su viaje previo a Washington sirvió para apaciguar las preocupaciones de Biden. Para la Casa Blanca, Bolsonaro era un dique de contención ante la ofensiva de Beijing en la región. Ahora Lula deberá hacer malabares para mantener a las dos capitales satisfechas.
CHINA PRESIONA A BRASIL PARA QUE SE SUME A LA RUTA DE LA SEDA
Del lado chino, se espera una fuerte presión para sumar a Brasilia a la Ruta de la Seda. Según Folha, el presidente brasileño “puede firmar un memorándum para unirse al programa”, aunque en una primera etapa se limitaría a un apoyo simbólico, sin una adhesión formal.
Para Menezes de Carvalho, Lula necesita diversificar su propia agenda. No limitarla al comercio internacional. Para ello necesita más inversiones chinas.
“Como Brasil carece de inversiones para su infraestructura física y digital, ingresar a la Ruta de la Seda sería una fuerte señal que sería interpretado por China como un gesto de amistad y de comprensión. No entrar a este mecanismo sería un equívoco diplomático muy grande para la construcción de una relación bilateral más profunda”, dijo el analista.
Pero el excanciller Celso Amorin, asesor especial de Lula, dijo que esta adhesión dependerá de lo que Beijing ofrezca “en concreto. No veo ninguna razón para que Brasil se quede fuera”, dijo.
El exministro de Hacienda Rubens Ricupero lo respaldó: “Si la adhesión significa que China está dispuesta a financiar ferrocarriles o puertos, este tipo de proyectos que Brasil no puede financiar, tendría un beneficio evidente. Durante esta visita, tal vez se aclare este punto”, afirmó.
El viaje será quizás el más importante de la corta gestión de Lula por su potencial de impacto económico. Su visita a Washington fue más política. Ahora, el presidente brasileño quiere impulsar su agenda económica.
En ese marco, antes de regresar a Brasil, prevé una estancia oficial de un día el sábado 15 en Emiratos Árabes Unidos.