“Si algún día se quieren grabar mientras están teniendo relaciones, procuren tener música de Disney en el fondo, de esa manera si alguien intenta subirlo a Internet, los abogados de Disney se encargará de bloquear los vídeos”, escribió una usuaria en Twitter. El tuit se viralizó enseguida: obtuvo 77 likes y fue compartido 13 mil veces. La usuaria @carolina_dl tiene 3.465 seguidores, pero lo que le valió esta popularidad efímera fue, probablemente, su ocurrencia humorística. Más allá de la broma, el tuit sirve como disparador para analizar un tema serio como es la difusión de contenido íntimo sin consentimiento.¿Es posible hacer sexting de manera segura? ¿Qué pasa si este material se filtra?
Antes que nada, cabe mencionar que con o sin música de fondo, cualquier contenido que se suba a la web puede ser compartido miles y millones de veces. Vale aclarar esto, por más que resulte una obviedad para algunos explicar que ni los abogados ni los robots que identifican infracciones de copyright son siempre tan “infalibles” ni rápidos como para evitar que un contenido que se subió a la web no se llegue a viralizar. Cuando un contenido se sube a la nube digital, se pierde control de la difusión que pueda tener ese material. Y esto vale aún cuando se logre, justicia mediante, que a posteriori se elimine de la web. Lo que se consigue, en esos casos, es que el contenido se continúe viralizando pero no hay forma de volver el tiempo atrás.
¿Qué hacer entonces? Por empezar ser conscientes que cualquier contenido que se grabe se puede viralizar fácilmente. Los riesgos aumentan, sobre todo si se practica sexting, tal como se denomina a compartir voluntariamente contenido íntimo por medio de servicios de mensajería como WhatsApp o Telegram, o chats privados en Instagram u otras redes. En la actualidad es habitual que entre parejas o incluso entre desconocido se compartan fotos o videos privados. El problema es que este material se puede difundir, por falta de cuidado de alguno de los usuarios, la intromisión de algún código malicoso o raíz de algún hackeo. Si ese contenido íntimo se hace público, entonces las personas involucradas quedan expuestas. Esto implica un riesgo para su privacidad. Además puede ocasionar daños a la imagen y derivar en casos de sextorsión, grooming o bullying. A esto se suma el riesgo para la privacidad.
“Las fotos compartidas incluyen en muchas ocasiones datos que, en manos de personas con malas intenciones, pueden producir un riesgo. La patente de un auto, la dirección de una casa, el número de teléfono, la adquisición de un bien material o información sobre viajes pueden aparecer en primer o segundo plano en una foto o video y servir de insumo para robos, hurtos o amenazas”, se destaca en “Sexting: Guía práctica para adultos”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Argentina. ¿Acaso hacer sexting está mal? “El sexting, que entiendo como el intercambio consentido de imágenes íntimas, no es una práctica prohibida. Todo lo contrario, es una forma de ejercer la sexualidad que, entre adultos, no parece tener nada de malo”, explica Horacio Azzolin, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) de la Procuración General de la Nación.
El abogado destaca que no hay que criminalizar la actividad ni de responsabilizar a quien comparte ese material en el marco de una práctica sexual, pero entiende que, de todos modos es importante informar a los ciudadanos y usuario de internet sobre los posibles riesgos que conlleva esta actividad. Y aclara: “Pasa también que las imágenes íntimas de la víctima se difunden sin que ella las haya enviado: se las roban del dispositivo donde las tiene o las sacan sin que lo sepa”.
Qué medidas de precaución tomar:
Aquí, un resumen de los consejos que comparten especialistas de ciberseguridad, otros que se pueden leer en Argentina Cibersegura y que también se pueden encontrar en la guía de Sexting del Ministerio de Justicia y Derechos de la Nación que se mencionó anteriormente.
1. En caso de que se grabe un video sólo para tenerlo en el dispositivo y que no se comparta por medio de ningún servicio de mensajería o chat, hay que tener en cuenta que es fundamental ser cuidadoso respecto de quién tendrá acceso a ese material. Esto vale para todo tipo de dispositivos: desde smartphones hasta teléfonos sin conexión o videograbadoras viejas. Si el equipo cae en manos equivocadas, el contenido se puede filtrar.
2. Bloquear los dispositivos con huella digital o cualquier otro método.
3. Evitar la exposición del rostro o cualquier otro rasgo que permita que se identifique a la persona. Esto quiere decir: que no se tome con la cámara, que no aparezca en el material audiovisual original. En este sentido, cabe aclarar que si hay una foto completa: de cuerpo y rostro, aún cuando se edite para que no aparezca la cara del usuario, ese contenido eliminado no alcanza para anonimizar el material ya que existen herramientas digitales para reponer digitalmente ese contenido que se quitó.
4. Utilizar contraseñas seguras y doble factor de autenticación siempre en todos los servicios. Esto vale para el material que se pueda alojar en redes sociales, mails, etc.
5. Verificar si se está haciendo una copia de seguridad de todo lo que se comparte en WhatsApp. En caso de que así sea y se quiera evitar que se almacene todo ese contenido en la nube, entonces hay que ir hasta Ajustes/Chats/copia de seguridad y desactivar esta opción. Cabe recordar que si bien lo que se comparte en la app está cifrado de extremo a extremo, lo que está almacenado en la nube se guarda en texto plano con lo cual, en caso de que se hackee la cuenta de Gmail, cualquier atacante tendría acceso a todo ese material.
6. Tener en cuenta que el software que está en el dispositivo puede contener algún tipo de malware o código malicioso que podría robar la información. En este sentido aplicar alguna solución de seguridad para proteger al equipo. No son infalibles pero al menos reducen los riesgos.
7. Nunca descargar contenido desde tiendas online que no sean las oficiales, ni ingresar a un link de descarga que se reciba por mensaje o chat, porque es posible que sea la puerta de entrada de algún programa malicioso que podría robar todo el contenido que se guarde en el dispositivo.
8. Conectarse solo desde redes wi fi protegidas, y evitar siempre las de acceso público porque la información que se comparte por esa vía puede ser interceptada.
9. Considerar la eliminación segura del contenido íntimo a través del borrado seguro de los datos. En el caso del móvil esto implica restablecer el equipo de fábrica; o del formateo, en el caso de una computadora. Aún así, por medio de algunas herramientas de práctica forense se podría recuperar el contenido borrado.
10. ¿Qué hacer cuando circulan contenido íntimo de otras personas? Hay que evitar compartir, reenviar o difundir fotos o videos con contenido sexual de personas que no brindaron su consentimiento para que eso ocurra. En el caso de material sexual sobre niños, niñas y adolescentes, también se puede realizar una denuncia en las comisarías o fiscalía.
Como víctima, hay que saber que se puede hacer la denuncia ante la ley. En cada país hay diferentes regulaciones sobre la difusión de contenido privado sin consentimiento, así que habrá que asesorarse sobre qué tipo de infracción constituye y hacer la denuncia correspondiente. En Argentina, como se mencionó al analizar el caso del actor Luciano Castro, hay varias cuestiones legales para considerar: además de ser una contravención en Buenos Aires, afecta el derecho a la imagen, que figura en el código civil y también puede constituir un delito, en caso de que el contenido se haya obtenido por medio de un hackeo.