En esta época de pandemia, quienes tuvieron COVID-19 y se curaron, deben realizarse un chequeo. El primer estudio que solicita el facultativo es una radiografía pulmonar. Lo que sigue es eso, una radiografía de la situación laboral de la Argentina que aún cursa la infección. En primer lugar disculpas al lector por la cantidad de cifras que pueblan esta nota.
La única forma de auscultar a este paciente y evaluar su estado de salud es a través de porcentajes, sumas, restas. Los especialistas realizaron un primer diagnóstico: en el país, casi el cincuenta por ciento de los trabajadores ganan su sustento diario de manera informal.
Realizan changas, colaboran en comedores comunitarios, reciclan residuos, trabajan la tierra y cultivan alimentos que después comercializan; hay empleadas domésticas, cuidan niños, realizan tareas de plomería, electricidad, pintura, jardinería, albañilería y carpintería. Son parte de la denominada economía popular.
Los que están registrados, ya sea en el sector privado, público o monotributistas, suman 12.034.000. Fuera de estas estadísticas queda el 1.337.136 hombres y mujeres desocupados.
De esos seis millones de ciudadanos que se ganan la vida de manera no registrada, 2.830.520 forman parte del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), que elabora el ministerio de Desarrollo Social, conducido por Juan Zabaleta. Se dio a conocer en las últimas horas y tuvo como fecha de corte el pasado 11 de agosto. La cifra es casi un 200% superior a los anotados el año pasado.
La Tarjeta Alimentar es el principal programa que depende de ese Ministerio. El segundo es Potenciar Trabajo. Casi un millón de personas son beneficiarios de ese plan. Para acceder a él, entre otras condiciones, hay que estar inscriptos en el ReNaTEP. Así de importante es el registro.
Apenas asumió la cartera, en reemplazo de Daniel Arroyo -el ideólogo del Potenciar Trabajo- Zabaleta se comprometió a reemplazar esos planes por trabajo genuino. El registro se creó en julio de 2020. En diciembre de ese año, había un millón de personas anotadas. Casi todas ellas, accedieron al Potenciar Trabajo. A agosto de este año, el número de anotados casi se triplico (2.830.520).
La mayoría, el 57,3%, son mujeres. Se trata de una población joven, en la cual el 64,3% de los trabajadores y trabajadoras se ubica entre los 18 y los 35 años de edad. A nivel geográfico, la región centro del país es la que presenta la mayor cantidad de inscriptos (50,5%) y Buenos Aires es la provincia que encabeza la cantidad de personas registradas con el 35,6% del total nacional. Le siguen Tucumán (6,2%), Santiago del Estero (6,1%), Salta (6,1%) y Chaco (5,8%).
El ReNaTEP busca reconocer, formalizar y garantizar los derechos de los trabajadores de la economía popular para que accedan a herramientas que les permitan potenciar su trabajo a través de programas que dependen de Desarrollo Social.
Ayer, después de presentar el informe del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular que publica Infobae, en las instalaciones de la Cooperativa “Maleza, Cosmética Natural”, ubicada en la Villa 20 de Lugano, en la Ciudad de Buenos Aires, los principales referentes de la UTEP, con su secretario general Esteban “Gringo” Castro a la cabeza, se reunieron con Juan Zabaleta en un comedor popular de la Villa 15.
“Con toda esa cadena que se viene construyendo en la Economía Popular, de abajo hacia arriba, vamos a reconstruir la Argentina; visibilizando y trabajando para que las y los trabajadores y trabajadoras del ReNaTEP tengan en claro que nosotros planteamos movilidad social ascendente”, les dijo el funcionario en el encuentro.
Gildo Onorato, secretario gremial de la UTEP y dirigente del Movimiento Evita, también presente en el encuentro, le dijo a este medio que con Zabaleta hablaron de las maneras de “priorizar al trabajo como ordenador social en la Argentina con el fin de sacar al país adelante”.
En la reunión también le expresaron que los movimientos populares -alineados con Fernández- “queremos trabajar en sintonía con el Gobierno de manera complementaria” y quedaron en mantener encuentros periódicos para abordar, entre otras problemáticas los desarrollos productivos, la integración urbana y las problemáticas alimentarias.
En el acto también estuvieron presentes la directora del Registro Nacional de Efectores Sociales, Sonia Lombardo; el director Nacional de Abordaje y Gestión Socio Administrativa de Programas de la Economía Social y Popular, Pablo Chena y, entre otros dirigentes de la UTEP, Norma Morales y Fredy Mariño.
El ReNaTEP funciona bajo la órbita de la Secretaría de Economía Social, que desde el Ministerio de Desarrollo Social conduce Emilio Pérsico, uno de los referentes del Movimiento Evita e integrante de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular.
El resultado del trabajo difundido ayer demuestra que en la Argentina el trabajo informal continúa en ascenso y la pandemia y las políticas de encierro y distanciamiento que tomó el Gobierno profundizaron la crisis entre los sectores más vulnerables. En promedio, al registro se incorporaron 217.732 trabajadores y trabajadoras de la economía popular por mes.
Si se toma como referencia la distribución por ramas, como las ocupaciones, se destacan, por ejemplo, los que se desempeñan en los comedores y merenderos comunitarios (26,3%); servicios de limpieza (10,5%); agricultura (6,6%), vendedores ambulantes (4,7%); albañiles (4,2%); auxiliar en obras de construcción (3,9%); Peluquería, depilación, manicura o masajista (3,6%); asador y cocinero o cocinera (3,4%); feriantes (3,2%).
En total, los servicios socio comunitarios y servicios personales y otros oficios concentran el 61,5% de los casos, seguido por comercio popular y trabajos en espacios públicos (12,1%). El resto de las ramas de actividad no alcanzan al 10%, siendo transporte y almacenamiento la que registra menos cantidad de inscripciones (1,2%).
En relación a cómo se distribuyen las inscripciones por ramas de actividad según la región geográfica, se advierte que, la agricultura familiar y campesina es la única que se distribuye de manera proporcional entre tres regiones: NOA, NEA y Centro. El resto muestra una marcada concentración en las provincias de la zona centro del país, seguida por las que componen el NOA.
En cuanto a la forma de organización del trabajo, la mayoría de los inscriptos manifestó trabajar de forma individual (59,5%) y entre las formas colectivas se destacaron las organizaciones sociales y comunitarias predominan sobre el resto.
Al analizar los lugares de trabajo, se observa que los hogares particulares (tanto el propio como ajenos) reúnen la mayoría de los casos (56,1%), seguido por quienes trabajan en el espacio público con el 17,3%.
Onorato, quien se reunió varias veces con el presidente Fernández, le aseguró a Infobae que el aumento de un millón a casi tres millones de inscriptos en el registro de la economía popular sucedió porque “el sector busca ser reconocido” y aclaró que “el universo es al menos de seis millones, y solo un millón tienen programas de trabajo estatal, por lo tanto la idea de transformar planes en trabajo es un muestra de desconocimiento del sector de aquellos que lo mencionan”.
El informe revela otra realidad: una gran parte de la clase trabajadora argentina no tiene todos los derechos. “Podemos ver que los trabajadores y las trabajadoras formales de nuestro país son una minoría y, si comparamos los ingresos de esos mismos sectores, vemos que aun en la formalidad muchos están por debajo de la línea de pobreza.
Como una gran parte los estatales de la provincia de Buenos Aires, o como la inmensa mayoría de los trabajadores y trabajadoras municipales”, destaca Onorato y recuerda: “Aun en períodos de crecimiento económico sostenido, como en el período 2002- 2010, nunca se pudo reducir la pobreza estructural por debajo de un dígito y mucho menos reinsertar en el mercado de trabajo formal a la mayoría de la clase trabajadora argentina”.
Si el informe del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular fuese un placa radiográfica de pulmón post COVID-19, en la pantalla se observaría un amplio sector de color negro sobre el cual habrá que trabajar y mucho para que el paciente, la Argentina, comience a respirar sin dificultad y el cuadro no empeore.