La decisión del Gobierno nacional de aumentar el tipo de cambio para el denominado “dólar agro” de $300 a $340 por dólar e incluir el maíz en dicho programa, no fue bien recibida por una parte del sector agropecuario, al considerar la medida oficial como un elemento que “distorsiona” el mercado de granos, al mismo tiempo que entienden como un “parche” la iniciativa que busca fortalecer la acumulación de reservas en unos USD 2.000 millones.
Esta mañana, en el contexto de la exposición Rural de Palermo, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, aseguró que “las medidas de anoche no nos generan confianza“. Lo hizo en la apertura del evento especial dentro de la exposición llamado “Compromiso con la nueva Argentina”, por el que a lo largo de la mañana del lunes pasarán los principales candidatos a presidente, entre ellos Sergio Massa, quien hablará al mediodía.
“Necesitamos una Argentina que sea más fácil de vivir, más previsible. Eso tiene que salir de la política y se genera con confianza. Si hay algo que no da previsibilidad son las medidas de anoche; no nos generan confianza. Se generan medidas para un sector que beneficia a otro sector. Entendemos la necesidad del Gobierno en medio de la negociación con el FMI, pero bueno, ya lo explicará. La previsibilidad se genera tomando medidas acorde”, dijo Pino.
En el mismo sentido, antes Pino había dicho: “Este tipo de medidas dejan al descubierto los desequilibrios macroeconómicos de nuestro país. Con un nuevo dólar diferencial, seguiremos con parches que benefician a algunos y perjudican a otros. Las medidas tienen que ser generales y beneficiar a todo el sector”.
En la Rural, el precandidato de Juntos por el Cambio y jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, también criticó las medidas: “Ahora estamos hablando de un nuevo tipo de cambio, creo que ya es el número 19. Hoy hablan de aumentar el impuesto país, que desbalancea la cadena productiva. Eso no sirve. Necesitamos políticas que se sostengan 25 años, no 25 días, como el primer dólar soja”.
Otras voces
Para la Asociación Argentina de Maíz y Sorgo (Maizar), que engloba a toda la cadena del cereal, sostuvo que misma “genera enormes distorsiones en toda la cadena de valor” y marcó como “necesario el uso de instrumentos genuinos para enfrentar las distorsiones de las variables clave y a la vez dar previsibilidad y certidumbre”.
“Maizar viene promoviendo de manera incansable las enormes oportunidades que tenemos para agregarle valor al maíz”, destacó la entidad empresaria, aunque indicó que “este tipo de medidas intempestivas complejizan ese escenario alentador, frenando la innovación, generando problemas para el abastecimiento normal y deformando el mercado de maíz para exportar y para industrializar a nivel local. A su vez, denota la falta de reglas claras y de un panorama integral de hacia dónde queremos ir como país”.
“Por su parte, los mercados compradores internacionales toman nota de los cambios abruptos y constantes de la oferta argentina, y castiga con mermas de precios y decisiones de buscar maíz en otros países competidores”, subrayó Maizar en un comunicado, y afirmó que “de nada sirve seguir con parches”, sino que “lo que sirve es una política agroindustrial federal, la eliminación de los derechos de exportación y una unificación del tipo de cambio. El gran desafío está en recuperar la cultura del trabajo, rescatando la transparencia competitiva y evitando la miopía estratégica y la actitud oportunista. La agrobioindustria siempre ha mostrado su compromiso con el desarrollo de nuestro país”.
En la misma línea, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes, opinó que “en realidad no soluciona los problemas estructurales del campo. Tiene un objetivo recaudatorio. Desvirtúa los precios de referencia y eleva los costos de alimentación a la producción de carne. Básicamente una medida recaudatoria, pero que no ayuda al campo”.
Por su parte, la presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, María Soledad Aramendia, sostuvo en declaraciones a la prensa que “esta medida perjudica muchísimo al consumo interno del maíz , a todas las actividades consumidoras como a los feedlots, productores lecheros, de cerdos, etcétera. Por supuesto, los productores que tengan maíz, por las necesidades que tengan, venderán, pero es una mentira que se busque resguardar el consumo interno. Se necesita previsibilidad, un plan macroeconómico que contemple la unificación del tipo de cambio, la eliminación de retenciones, que no haya manipulación de mercados y que se abran las exportaciones”.
A su turno, el director de JLU Consultores, especializada en el sector porcino, Juan Uccelli destacó que “las medidas que toma el gobierno con el nuevo dólar, que incluyen el maíz, provocará un aumento sustancial de costos de todos los que producen proteína animal sin ninguna posibilidad de ser trasladados a precios. Es una nueva equivocación del gobierno de los errores cometidos, que terminan pagando las producciones de proteína animal”.
Maíz
Según una serie de informes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), hasta el momento se lleva cosechado de la presente campaña el 70% de las 7,9 millones de hectáreas, con un horizonte productivo, hasta el momento, de 32 millones de toneladas. Teniendo en cuenta esto, desde la entidad bursátil estimaron que “aún resta ponerle precio a más de 17 millones de toneladas del cereal” y que desde ese volumen “cerca de 12 millones de toneladas de maíz 2022/23 no han sido comercializadas”.
Ahora bien, no solo se debe tener en cuenta el grano que tendrá como destino la exportación, sino también el peso del cereal en el consumo interno. Así, la BCR detalló que el uso forrajero representaría el 72% de la demanda interna de maíz 2022/23, con un consumo total de 11,5 millones de toneladas. Alrededor de un tercio de este consumo correspondería al sector de producción de carne vacuna, otro tercio al sector avícola, un 19% consumiría la lechería y un 12% el sector porcino.
De esta manera, se espera que la producción bovina consuma unas 4,3 millones de toneladas; la aviar 3,7 millones de toneladas; la lechería 2,1 millones; y la producción de cerdos 1,4 millones de toneladas.