La situación de la sequía en Mendoza se agrava cada vez más, como consecuencia del calentamiento global y la reducción de nieve en la montaña. El Departamento General de Irrigación de Mendoza, a cargo de la gestión pública del agua, evalúa tomar medidas extremas, como restringir el abastecimiento de agua para las plantaciones agrícolas. Uno de los sectores perjudicados será la vitivinicultura, motor de la economía regional. Por la escasez de lluvia y nieve en la temporada pasada, se esperaba un caudal de un 11 por ciento menor al promedio del año pasado. Pero, en general, los ríos traen un 30% menos de agua de lo previsto y no aumentó el volumen como se preveía para la temporada de verano. “Los embalses no recuperan el agua y se gasta más agua de la que entra”, según el informe oficial.
“Hay poca nieve en alta montaña. Hay fotos de la cumbre del Aconcagua donde se ven pequeños manchones. Los glaciares en la cordillera vienen disminuyéndose desde hace años”, detalló el director de Gestión Hídrica, Rubén Villodas. Con tantos días calurosos, hay un alto porcentaje de demanda de agua para el uso poblacional. El embalse Potrerillos, al pie de la cordillera de los Andes, en el Gran Mendoza, se encuentra a un 60%. En el río Mendoza, que abastece al Área Metropolitana, el agua potable se está llevando casi el 40% del total del volumen del río y esto genera que se deban aplicar restricciones en otros usos, como el agro", adelantó Sergio Marinelli, superintendente general de Irrigación. Este lunes se conocerá un nuevo informe oficial y se espera el anuncio de las restricciones al riego agrícola. Los inspectores de cauces, responsables de distribuir el agua, deberán establecer un nuevo esquema de distribución de riego, en el cual se limitará la cantidad de litros que se destinan a hectáreas cultivadas.
“Estamos más complicados de lo que creímos cuando anunciamos el pronóstico de caudales de los ríos. Hay un 30% menos de agua. Los caudales no han subido, y cuando lo han hecho, ha sido muy poco. En enero, estamos con caudales similares a los de noviembre y la situación de los embalses es bastante crítica”, aseguró Villodas. “Estamos en valores extremos, no hay registros anteriores más bajos que estos de volumen de nieve y caudal de agua”, subrayó el funcionario de Irrigación. Es la mayor sequía desde que se llevan registros de los caudales de agua desde hace 100 años. Para la temporada de verano 2019-2020, Irrigación había calculado que habría un 54% de agua con respecto a un año normal pero la situación ha sido peor. En algunos diques se llegó entre fines de diciembre y principios de enero a mínimos históricos. El Carrizal (Luján de Cuyo y Rivadavia) estuvo al 26% de su capacidad y, según el último boletín de información, está ahora al 32% de su volumen total.
“Es probable que cuando larguen de vuelta el riego en toda la zona Este de Mendoza el volumen vuelva a bajar. Habíamos pronosticado un año malo y está viniendo peor de lo calculado. Esto hace que permanentemente estemos reprogramando el cronograma de riego”, agregó Villodas. La explicación de por qué los caudales son tan bajos está directamente relacionada con la escasez de nevadas en el invierno. “Mendoza vive y existe en función de la nieve, no es que falte temperatura para derretir nieve, no hay nieve y la del año pasado fue la peor nevada en 20 años”, dijo el funcionario. Frente a este panorama, Irrigación trabaja en una nueva reprogramación del riego agrícola dentro de las fincas para poder terminar la temporada de la mejor manera posible. “Estamos trabajando en inversiones chicas dentro de las fincas para que el riego logre alcanzar entre un 10 y 15% más de eficiencia”, explicó Villoda