Detuvieron a "Maguila" Puccio en Brasil con un documento falso
Daniel Arquímedes Puccio siempre había logrado esquivar su condena con artilugios legales y una fuga.
Lo detuvieron como un fugitivo. Cuando iba en micro, cerca de la zona de Itú, a 100 kilómetros de San Pablo. Había partido desde Foz de Iguazú. Y tenía identidad falsa. Esta detención, confirmada a Infobae por fuentes policiales en Brasil, la vivió de otra manera. Muy distinta a su anterior caída, rodeado de policías, con un país expectante y conmocionado por la caída de la banda de secuestradores más tenebrosa después de la dictadura militar de 1976. Una banda que se llamó el clan Puccio. La Policía brasileña subió al micro para realizar una inspección en un operativo antidrogas.
Había 15 pasajeros. Al encontrar a Puccio, le pidieron sus documentos. Su nerviosismo lo delató. La foto no coincidía con la que el sistema tenía registrada bajo ese otro nombre. Sus papeles resultaron ser falsos. Las autoridades certificaron su verdadera identidad y comprobaron que no existía un pedido de captura, por lo que al hijo de Arquímedes le aplicaron una multa y le dieron un plazo de 60 días para regularizar su estadía en el país. También encontraron que tenía dólares. Maguila dijo que eran para "comprar una propiedad".
Su vida criminal puede resumirse en dos cartas. En la primera, su padre –el siniestro Arquímedes Rafael Puccio– le pide que vuelva desde Australia a la Argentina porque tiene un negocio que no puede fallar. La segunda la escribió él a Nelida Bollini de Prado, a la víctima que secuestró y el clan mantuvo cautiva durante 32 días en el sótano de su casa de San Isidro, y le pide perdón.
Hasta le dice que de ese secuestro, que el 23 de agosto de 1985 terminó con el clan Puccio, participó "inconscientemente". Pozzi afirma: "Maguila nunca dejó de ser delincuente, lo tiene en su esencia. Es como el padre, hace años me apretó para que no reconociera al hermano Alejandro en una rueda de presos. Es como el padre y la madre. Usaron el dinero de los secuestros seguidos de muerte para vivir bien".
El líder del tenebroso clan Puccio, que secuestraba y mataba empresarios en su casona de San Isidro, se llevó varios secretos a la tumba. Murió el 4 de mayo de 2013 a los 84 años. De la banda quedan pocos con vida. Su hijo Alejandro murió de neumonía el 27 de junio de 2008. El 8 de noviembre de 1985 había sobrevivido después de tirarse del quinto piso del Palacio de Tribunales y caer sobre un puesto de la DGI. El coronel retirado Rodolfo Victoriano Franco había muerto tiempo antes.
De Roberto Díaz, que hasta hace tres años daba notas, no se sabe nada: se le perdió el rastro. De Guillermo Fernández Laborda, el lugarteniente clave de Puccio, hay una noticia reciente: sufrió un ACV en la cárcel de Devoto. "Le quedó medio cuerpo paralizado y apenas puede hablar, está internado en un hospital", dijo un compañero de Laborda, que solía tener una participación activa en el Centro Universitario de Devoto (CUD).