La oposición brasileña presentó este martes un pedido de juicio político contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien comparó los ataques de Israel en la Franja de Gaza con el Holocausto, desatando una dura repuesta por parte del gobierno israelí.
El pedido de ‘impeachment’, liderado por la diputada Carla Zambelli, del Partido Liberal (PL), recibió el apoyo de al menos 108 diputados, incluyendo 27 de partidos aliados al gobierno, según una lista difundida por la propia diputada Zambelli a través de su cuenta en X.
Pese a que el oficialismo no cuenta con mayoría en las cámaras del Congreso, es poco probable que el pedido de juicio político avance: Lula ya fue protagonista de varios intentos de impeachment desde que asumió en enero de 2023.
La iniciativa se centra luego de considerar las declaraciones de Lula como “un acto de hostilidad contra una nación extranjera”, aludiendo a un posible riesgo de comprometer la neutralidad o seguridad nacional de Brasil. “Este pedido no es una bravuconería contra Lula… es una acción en defensa de la seguridad nacional”, afirmó Zambelli en sus redes sociales.
Adicionalmente, se presentó una propuesta de moción de repudio contra el presidente brasileño, firmada por 53 diputados y liderada por la diputada Júlia Zanatta, también del PL.
La polémica surgió a raíz de una declaración de Lula durante una conferencia de prensa en Etiopía, donde comparó la situación en la Franja de Gaza con los actos cometidos por Hitler: “Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, con el pueblo palestino, no existió en ningún otro momento histórico. De hecho, existió cuando Hitler decidió matar a los judíos”.
La respuesta de Israel no se hizo esperar. El primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, condenaron enérgicamente las declaraciones de Lula, declarando al presidente brasileño como “persona non grata” hasta que se retracte de sus palabras. Esta situación escaló hasta afectar las relaciones diplomáticas, evidenciado en el trato al embajador brasileño en Israel, convocado en el Museo del Holocausto en vez de la Cancillería, un movimiento interpretado como falto de diplomacia por parte de Brasil.
El gobierno brasileño, a través del ministro de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, y la primera dama, Rosângela da Silva, ha defendido la postura del presidente, enfatizando que sus comentarios se dirigían a las acciones del gobierno israelí y no al pueblo judío. “El discurso se refería al gobierno genocida y no al pueblo judío. Seamos honestos en nuestros análisis”, publicó la primera dama en la plataforma X.
Mientras tanto, el escenario en el Congreso brasileño se complica aún más para Lula, quien actualmente no cuenta con una mayoría. La presentación del pedido de ‘impeachment’ suma una capa de tensión política en un momento ya cargado por las ramificaciones internacionales de sus comentarios. Aunque las posibilidades de que prospere la destitución parecen escasas, la situación subraya las complejidades de la diplomacia y la política interna en el amplio contexto de las relaciones internacionales.