Aviones de combate F-16 de Estados Unidos interceptaron este martes a dos bombarderos rusos en el espacio aéreo internacional cerca del estado de Alaska, dijo el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD), una organización que integran EEUU y Canadá.
Los bombarderos Tu-95 fueron interceptados después de “ingresar y operar dentro de la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Alaska”, dijo NORAD en un comunicado.
La Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) es un perímetro en el que se monitorea el tráfico aéreo más allá de la frontera del espacio aéreo nacional para proporcionar un tiempo de reacción adicional en caso de acciones hostiles.
Si bien las tensiones son altas entre Estados Unidos y Rusia por la invasión de Ucrania por parte de Moscú, NORAD dijo que los bombarderos no eran vistos como una amenaza.
“NORAD rastrea e identifica positivamente las aeronaves militares extranjeras que ingresan a la ADIZ” y “monitorea de forma rutinaria los movimientos de aeronaves extranjeras y, según sea necesario, las escolta desde la ADIZ”, indicaron en un comunicado.
Rusia suele realizar ejercicios nucleares anuales en esta época del año, aunque no estaba claro si la presencia de los bombarderos estaba relacionada con los ejercicios.
Las intercepciones de aviones rusos en el área, que está cerca de la frontera oriental del país, son relativamente frecuentes.
La militarización rusa del Ártico, un “reto estratégico” para la OTAN
En agosto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, subrayó la necesidad de reforzar la seguridad en el flanco norte de la alianza para contrarrestar a Rusia.
“El camino más corto hacia Norteamérica para los misiles y atentados rusos sería sobre el Polo Norte”, advirtió. “Esto hace que el papel del NORAD sea vital para América del Norte y, por tanto, también para la OTAN”, sostuvo.
Las capacidades de Rusia en el extremo norte “son un reto estratégico para toda la alianza”, dijo Stoltenberg, citando una importante acumulación militar rusa en la región.
Esto incluye la reapertura de “cientos de emplazamientos militares árticos nuevos y de la antigua era soviética”, y su uso del Gran Norte “como banco de pruebas para las armas más avanzadas, incluidos los misiles hipersónicos”.