Derek Chauvin, el ex agente de policía acusado de matar al afroamericano George Floyd en mayo pasado en Minneapolis (Minnesota, EE.UU.), fue declarado culpable este martes de los tres cargos que enfrentaba, en un caso que dejó al descubierto profundas divisiones raciales en Estados Unidos..
Los miembros del jurado de esa ciudad decidieron de manera unánime que Chauvin, de 45 años, es culpable de asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad y una multa económica de 20.000 dólares.
Tras la lectura del veredicto, que provocó una explosión de alegría entre los manifestantes que se congregaron frente a la corte, Chauvin fue esposado en la sala y puesto bajo custodia por la Oficina del Sheriff del Condado de Hennepin. El juez Peter Cahill dijo que “dentro de ocho semanas tendremos la sentencia”.
El abogado de la familia Floyd describió el veredicto como un “punto de inflexión en la historia”. “La justicia dolorosamente ganada ha llegado finalmente para la familia de George Floyd (...) Este veredicto es un punto de inflexión en la historia y envía un mensaje claro sobre la necesidad de responsabilidad de las fuerzas del orden. La justicia para los afroamericanos es la justicia para toda América!”, escribió en sus redes sociales el abogado de derechos civiles Ben Crump.
La decisión de la justicia llegó luego de que el lunes la Fiscalía del estado de Minnesota y la defensa de Chauvin expusieran sus alegatos finales durante unas cuatro horas frente al jurado. Tras escuchar los argumentos de ambos lados y las instrucciones que les ha dado el juez para su deliberación, los miembros del jurado, seis personas blancas y seis personas negras o de otras razas, se aislaron y encerraron en un hotel para repasar todas las pruebas presentadas en el juicio y llegar a la sentencia.
Chauvin fue grabado en video arrodillado durante más de nueve minutos sobre el cuello de Floyd, quien estaba esposado e inmovilizado boca abajo en el suelo y suplicaba: “No puedo respirar”. En su alegato final, el fiscal Steve Schleicher mostró y mencionó ante el jurado el video grabado por una transeúnte testigo del arresto de Floyd por presuntamente usar un billete falso de 20 dólares para comprar un paquete de cigarrillos.
Según el fiscal, Floyd “pidió ayuda con su último aliento”, pero Chauvin no lo asistió. “George Floyd no era una amenaza para nadie”, aseguró Schleicher. “No estaba tratando de lastimar a nadie”. Por su parte, el abogado defensor Eric Nelson aseguró al jurado que Chauvin “no usó fuerza ilegal a propósito”. “Esto no fue un estrangulamiento”, dijo, y justificó las acciones de Chauvin y los otros policías que mantuvieron a Floyd en el suelo.
Según Nelson, la enfermedad cardíaca de Floyd y su consumo de drogas fueron factores decisivos: “Están tratando de convencerlos de que la enfermedad cardíaca del señor Floyd no jugó ningún papel (…) No estoy sugiriendo que esto fue una muerte por sobredosis (...) pero es absurdo decir que esto no incidió”.
Nelson instó al jurado a declarar no culpable a Chauvin: “El Estado no ha podido probar su caso más allá de una duda razonable”, afirmó. La tensión aumentó en las últimas horas en Minneapolis a la espera del veredicto de la justicia. El lunes más de 400 personas marcharon por las calles de la ciudad para exigir la condena de Chauvin, coreando “el mundo está mirando, nosotros estamos mirando, haz lo correcto”.
Por ese motivo, las autoridades de esa ciudad, así como en otros puntos del país, desplegaron un amplio operativo de seguridad ante eventuales disturbios. En Washington, la Guardia Nacional dijo que dispondría de unos 250 efectivos “para apoyar a la policía local” ante posibles manifestaciones.
Entre los 38 testigos de la acusación, Darnella Frazier, la adolescente que grabó el video, dijo que Floyd estaba “asustado” y “rogando por su vida”. Donald Williams, de 33 años, en tanto, declaró que llamó al 911 para denunciar un “asesinato” después de que se llevaran a Floyd en una ambulancia. Gran parte de la fase de presentación de pruebas del juicio giró en torno a si Chauvin había realizado un uso razonable o excesivo de la fuerza.
Un patólogo forense retirado llamado por la defensa dijo que Floyd murió de un paro cardíaco provocado por una enfermedad cardíaca y por las drogas ilegales fentanilo y metanfetamina halladas en su cuerpo. Pero los expertos médicos llamados por la acusación aseguraron que murió por falta de oxígeno causada por la rodilla de Chauvin en su cuello.
La defensa también llamó a un oficial de policía retirado que dijo que el uso de la fuerza de Chauvin contra Floyd estaba “justificado”. Los policías que testificaron para la fiscalía, incluido el jefe de policía de la ciudad, dijeron que el uso de la fuerza había sido excesivo e innecesario.
El veredicto de este martes seguramente repercutirá en el juicio de agosto contra otros tres ex policías -Tou Thao, Thomas Lane y Alexander Kueng- presentes en el incidente, acusados de “complicidad en un asesinato”. Este martes el que se pronunció sobre el juicio fue el presidente Joe Biden, quien sostuvo que eran “abrumadoras” las pruebas contra Chauvin, por lo que pidió un veredicto “correcto” por parte del jurado en Minneapolis.
El jefe de Estado comentó a la prensa en la Oficina Oval que había hablado por teléfono con “la familia de George”, a quien conoció en junio pasado antes del funeral de Floyd. “Solo puedo imaginar la presión y la ansiedad que sienten”, señaló. “Son una buena familia y están pidiendo paz y tranquilidad, sin importar cuál sea ese veredicto”.
Quién era George Floyd
Cuando George Floyd era un ala cerrada del equipo de fútbol americano de la escuela secundaria Jack Yates en Third Ward, Houston, uno de los barrios predominantemente afroamericanos de la ciudad, sus compañeros lo veían como uno de los atletas más prometedores del vecindario, uno de esos que tienen permiso para soñar en grande.
Anotaba touchdowns o canastas casi a placer, valiéndose de un físico dotado para convertirse en profesional. Tanto, que su equipo escolar llegó a la final estatal de 1992 y pudo saborear la sensación de jugar en un gran estadio, el Astrodome. Aunque perdió ese partido 38 a 20 contra la escuela Temple, Floyd pensaba en grande.
La altura de Floyd lo hacía naturalmente propenso a ser tentado por el baloncesto, deporte en el que forjó amistades con jugadores que luego serían muy conocidos, como el ex campeón de la NBA Stephen Jackson. El ex San Antonio Spurs relató que al conocerse los sorprendió el parecido físico entre sí. “La primera pregunta que hicimos: ‘¿Quién es tu papá, quién es tu papá?’ Y fue a partir de ahí que dijimos que éramos hermanos gemelos. Siempre salíamos juntos, cada vez que iba a Houston, era mi primera parada para recogerlo”, recordó.
La carrera deportiva de quien ahora es recordado como un “gigante amable” se deshizo en la universidad de Texas A&M Kingsville, donde asistió tras graduarse en Jack Yates durante 1993.
Christopher Harris, un amigo de toda la vida de Floyd, reveló que éste se mudó a Minneapolis desde su Houston natal hace varios años con la esperanza de encontrar trabajo y rehacer su vida a los 40 años. Tras sus frustraciones como deportista, fue acusado en 2007 de robo a mano armada tras asaltar una casa en Houston y en 2009 fue sentenciado a cinco años de prisión como parte de un acuerdo de culpabilidad, según documentos judiciales.
Tuvo una hija, cuyo nombre se ha mantenido en reserva, que ahora tiene seis años y vive en Houston con su madre, Roxie Washington. Harris dijo que convenció a Floyd de trasladarse a Minnesota con algunos amigos en busca de trabajo alrededor de 2014, después de salir de la cárcel.
Increíblemente, entre sus ocupaciones se cruzó con quien luego se convertiría en su homicida. Aunque Maya Santamaria, dueña de El Rodeo Club, no puede confirmar que se conocieran personalmente, sí sabe que tuvo a Floyd como empleado y al policía Chauvin como personal de seguridad haciendo horas extras durante casi 17 años.
“Estaba buscando comenzar de nuevo, un nuevo comienzo”, dijo Harris. “Estaba contento con el cambio que estaba haciendo”. Floyd consiguió un trabajo de seguridad en una tienda del Ejército de Salvación en el centro de Minneapolis. Más tarde tuvo dos empleos, uno conduciendo camiones y otro como seguridad en Conga Latin Bistro, donde era conocido como “Big Floyd”.
Floyd fue despedido cuando Minnesota cerró los restaurantes como parte de la cuarentena generada por la pandemia de coronavirus, que imponía quedarse en casa. Harris intentó ayudar a Floyd al darle información para contactar a una agencia de empleos temporales: “Estaba haciendo lo que fuera necesario para seguir adelante con su vida”.