El Parlamento de Líbano aprobó este jueves, en plena crisis política profundizada por las dos explosiones que devastaron gran parte de Beirut, un estado de emergencia hasta la próxima semana, con la posibilidad de ser extendido, y entregó más poderes al Ejército en medio de constantes protestas en las calles. El estado de emergencia había sido decretado por el ahora ex primer ministro Hassan Diab poco después de las explosiones de la semana pasada, pero este jueves vencía el plazo legal para que el Parlamento decidiera ratificarlo o suspenderlo. Los legisladores, que responden en su mayoría a las fuerzas políticas más poderosas del país y las más cuestionadas en las protestas, decidieron ratificar el estado de emergencia, que limita la libertad de expresión, de reunión y de prensa, y suspende garantías legales para allanamientos o arrestos.
Además, cualquier detenido o cualquier acusación penal que se presente bajo este contexto es llevado ante los tribunales militares, no los civiles, una modificación que ya fue criticada por organizaciones internacionales como Human Rights Watch. Finalmente, durante lo que dure el estado de emergencia, el Ejército es el responsable de la seguridad en las calles y en todo el país. El sábado pasado, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles de Beirut para protestar y denunciar la responsabilidad de las autoridades y los máximos referentes políticos del país en las dos explosiones que destruyeron el puerto, dañaron la mitad de la ciudad y dejaron sin hogar a unas 300.000 personas, fue solo el Ejército, al caer la noche, el que logró dispersar las protestas a fuerzas de represión.
El incendio y posterior explosión en un depósito del puerto en el que había almacenados en condiciones inadecuadas 2.750 toneladas de un químico altamente inflamable profundizó la semana pasada aún más la crisis política que vive el país desde hace 10 meses, cuando masivas protestas comenzaron a tomar las calles y a sacudir a la dirigencia política. El lunes pasado, el Gobierno dimitió en bloque a raíz de la tragedia, que dejó 200 muertos y más de 7.000 heridos, según cifras brindadas hoy por el Ministerio de Salud y reproducidas por la agencia de noticias alemana Europa Press. Las partes políticas iniciaron ya contactos para tratar de formar un nuevo gabinete con la mirada puesta en cerrar un acuerdo antes de fin de mes, mientras el presidente del Parlamento de Líbano, Nabih Berry, abogó el martes por la creación "rápida" de un nuevo Gobierno que sustituya al del dimitido y encabezado por Hassan Diab.
En tanto, ayer el bloque parlamentario del partido chiíta islamista Hezbollah abogó por la formación “rápida” de un nuevo Gobierno en pos de un Ejecutivo “eficiente”, y criticó a “ciertos partidos y medios” por “empujar al país hacia el caos constitucional y de seguridad”. Antes de finalizar la sesión legislativa de hoy, que duró poco menos de una hora, Berry rechazó todas las críticas contra el Parlamento y sus miembros, tanto las que se escuchan en las calles como las de los diputados que renunciaron después de las explosiones y las que pronunció Diab al presentar su dimisión. "Estas últimas semanas, un complot se tramó, que incluyó desde la renuncia de diputados del Parlamento hasta la voluntad del Gobierno de cuestionar al Parlamento", denunció Berry, uno de los dirigentes más poderosos del país que, junto con el partido del presidente Michael Aoun y Hezbollah, rechazaron la propuesta de Diab de convocar de inmediato a elecciones anticipadas.