El Papa Francisco abolió el secreto pontificio en causas de abuso sexual
Decisión histórica. Además ayer se suicidió el Cura Eduardo Lorenzo cuando era inminente su detención.
En su cumpleaños número 83, el Papa Francisco dispuso la abolición del secreto pontificio para denuncias de presunto abuso sexual cometido por sacerdotes. La medida, que entrará en vigor el 1 de enero de 2020, era reclamada por sobrevivientes de abusos desde hace años, en paralelo al crecimiento de las denuncias contra religiosos. La normativa además amplía definición de pornografía infantil para alcanzar a víctimas de hasta 18 años y habilita a laicos a defender en tribunales de la Iglesia a personas involucradas en delitos sexuales sin tener que pedir autorización.
El #PapaFrancisco decide abolir el secreto pontificio en la denuncias, procesos y decisiones que afectan a casos de abusos sexuales https://t.co/Bp2pOu0qCq
— ACI Prensa (@aciprensa)December 17, 2019
Las nuevas normas son una nueva enmienda al derecho canónico. Los cambios afectan a los abusos sexuales a menores o personas vulnerables cometidos por sacerdotes, obispos o cardenales. El peor castigo que puede recibir un sacerdote dentro de este sistema es ser expulsado del clero. El papa Benedicto XVI decretó en 2001 que estos casos debían gestionarse bajo “secreto pontificio”, el grado más alto de confidencialidad en la Iglesia.
El Vaticano llevaba tiempo insistiendo en que era necesario para proteger la privacidad de la víctima, la reputación del acusado y la integridad del proceso canónico. Sin embargo, ese secretismo también sirvió para mantener el escándalo oculto, impedir que las fuerzas de seguridad accedieran a documentos y silenciar a las víctimas. Con frecuencia, muchas víctimas sintieron que el secreto pontificio les impedía acudir a la policía para reportar a sus agresores.
La decisión se conoció a horas del suicidio del cura Lorenzo
El sacerdote Eduardo Lorenzo, exconfesor de Julio César Grassi y acusado de abusos sexuales contra niños y adolescentes, se suicidó este lunes. La policía de la ciudad bonaerense de La Plata informó que el religioso se disparó en una oficina de Cáritas de la calle 4, entre 49 y 50, donde residía. Su cuerpo "fue encontrado tendido en el suelo, con posibles manchas hemáticas y, a un costado, un arma de fuego", detalla el parte policial de la comisaría platense.
El sacerdote cometió suicidio horas después de que la jueza Marcela Garmendia emitiera contra él una orden de detención por los cinco casos de abuso sexual, once años después de que fuera denunciado por primera vez por una serie de ataques sexuales que habrían ocurrido en las iglesias San Benito y Nuestra Señora de Lourdes, ambas de la ciudad de La Plata.
¿Quién era Lorenzo?
"Hasta ahora hay seis jóvenes que denunciaron al cura Eduardo Lorenzo y la Iglesia sabía. Son delitos gravísimos que ya fueron probados", le dijo el abogado de las vícticas y denunciantes Juan Pablo Gallego en diálogo con Sara Di Tomaso en #TercerTiempo. Escuchá la entrevista completa.
El Arzobispado de La Plata negó en las últimas horas haber interferido en la investigación por presuntos delitos de abusos y corrupción de menores contra el sacerdote Eduardo Lorenzo, aunque reconoció haber enviado una carta a Julio Frutos, uno de los denunciantes, instándolo a evitar "un constante ataque mediático" hacia la Iglesia. El arzobispo Víctor Fernández aseguró, a través de un comunicado, que respalda la investigación desarrollada por la fiscalía y que "ha evitado toda acción que pudiese interpretarse como interferencia".
Infobae publicó una extensa nota sobre Lorenzo
Juan Pablo Gallego es un abogado que, en 2002, siendo muy joven, se hizo cargo de representar a los denunciantes del padre Julio César Grassi. Durante 15 años, esa causa fue el centro de su vida. En marzo del 2017, Gallego logró, finalmente, que la Corte Suprema de Justicia condenara al popular sacerdote y dispusiera que esa condena fuera efectiva. Desde entonces, Grassi está preso. Ese antecedente fue clave para que, a principios de este año, una pareja de militantes católicos, Julio César y Adriana Frutos, le pidieran ayuda legal. Desde hacía más de una década, Julio y Adriana intentaban sin éxito que la Justicia investigara los brutales abusos que un poderoso cura había cometido contra su ahijado.
Cuando Gallego examinó el material quedó perplejo. “Hace años que trabajo con estos temas. Nunca vi un caso tan espantoso”, dice ahora. La víctima era un chico de la calle que, a fines de los años noventa, fue adoptado por Julio y Adriana. Por ese camino llegó a la parroquia de Gonnet, que estaba a cargo del cura Eduardo Lorenzo, un sacerdote muy carismático. En el año 2007, luego de un intento de suicidio, León contó por primera vez ante la Justicia el espanto al que había sido sometido. Esa causa fue archivada casi inmediatamente por Ana Medina, la fiscal del caso, que aun sigue a cargo. En mayo pasado, 11 años después, Gallego logró que se reabriera la causa y León volvió a contar lo ocurrido en sede judicial.
Exclusivo: la escabrosa trama de abusos sexuales que empieza a acorralar al obispo Héctor Aguer | Por Ernesto Tenembaum https://t.co/n9HcqiET69
— infobae (@infobae)December 1, 2019