Escuchaste la historia mil veces: a alguien se le cayó el smartphone al agua, se rompió y dejó de funcionar. ¿Lo primero que recomienda todo el mundo? Apagarlo, y meterlo en arroz, porque “absorbe la humedad“, y horas después vuelve a funcionar. Muchas veces nos preguntamos qué hay de cierto en esta historia, porque es común que algún amigo nos reporte casos de éxito – y tras investigar un poco, podemos concluir que la leyenda es verdad a medias, y no por las razones que crees.
La leyenda, como toda buena historia, tiene variantes. Nadie especifica qué tipo de arroz tiene que ser, o de qué marca. A veces, sugieren que el arroz esté “tibio, no cocido”. Lo otro que varía es la cantidad de horas que lo tenés que dejar sumergido: 12, 24, e incluso 48, nadie se pone de acuerdo. La cuestión es que uno desea con todas sus fuerzas que sea cierto porque, ¿qué cosa más linda que recuperar tu smartphone que ya das por perdido? Entonces, inevitablemente el usuario lo intenta.
La leyenda tiene una cierta base en la realidad – muchos fotógrafos usaron arroz para mantener su equipo seco cuando visitan locaciones tropicales o muy húmedas si no tienen gel de sílice a mano. Un artículo de Popular Photography de 1946 recomendaba esto a sus lectores, por ejemplo, y decía que si bien el arroz no es mejor que el gel, “cantidades muy grandes pueden producir un efecto sustancial”. La historia eventualmente llegó a los smartphones, y si bien no sabemos cuando probaron el truco por primera vez, ya en 2014 Gazelle.com condujo pruebas semi-formales para comprobarlo. ¿Su respuesta? No, el arroz no arregla nada, y ni siquiera se pudo comprobar que sea más efectivo que dejarlo secar al aire libre.
Los usuarios lo siguen probando de todos modos, pero lo cierto es que es un ejercicio destinado al fracaso. “Sacar el agua” (por más que el arroz pudiera hacerlo) no va a arreglar tu teléfono, especialmente si el daño ya está hecho. Si el cortocircuito que produce su ingreso rompió el fusible, hay que cambiar el fusible, y si la placa u otros componentes se dañaron, hay que limpiarlos y cambiarlos también. El arroz no es mágico y no revierte el tiempo, llevalo a un técnico.
Si la conclusión es que el truco del arroz no funciona, ¿por qué se reportan casos de éxito?
Esta parte es un poco más complicada. Lo cierto es que no es lo mismo que el celular se caiga a una pileta, que sueltes el teléfono sobre el inodoro o le tires un par de gotas de agua por accidente. La exposición, mientras más prolongada sea, más dañina es, y ni hablar si el teléfono está encendido. El agua por si sola no es la que produce (tanto) daño, sino que es la electricidad. Por eso, lo peor que podés hacer con un teléfono mojado es encenderlo antes de que esté seco – el otro factor que rompe celulares es la neurosis del usuario.
El “truco del arroz” se asegura de sacarte el teléfono de las manos para que no hagas estupideces antes de tiempo, le des una oportunidad de secarse, y seguir funcionando sin que haya daño mayor. Así, poner el teléfono en arroz funciona sólo porque crees que funciona, como una profecía autocumplida – como el daño no fue suficiente para romperlo por completo, y no lo hiciste peor encendiéndolo, de repente al par de días sin tocarlo te encontrás con que tu teléfono arranca de nuevo, como si nada hubiera pasado.
Eso sí, lo más probable es que así y todo te empiecen a pasar cosas como que se recaliente, se reinicie, y más. De nuevo, nuestro consejo: llevárselo a un técnico, o mejor todavía, un service oficial.