Este martes 14 de noviembre se cumplieron tres meses de la devaluación del 17% que se le aplicó al peso en el mercado oficial el día después de las elecciones primarias, abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto. Aquel lunes de alto voltaje financiero el Gobierno decidió aliviar algo la presión sobre las reservas internacionales que sufría a diario el Banco Central y, acto seguido, congelar al dólar mayorista en $350 para la venta.
La fecha de hoy surgió de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La política económica que conduce Sergio Massa se salió ampliamente del camino marcado por el organismo -las metas de reservas y de déficit se desviaron por varios kilómetros de distancia, las metas monetarias se respetan sólo formalmente y el descontento en Washington ya no se oculta- y es la mínima ofrenda de paz que le queda al ministro y candidato para intentar no romper la relación de cara a lo que podría ser, elecciones mediante, el inicio de su presidencia.
El secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, fue el encargado de transparentar la fecha casi un mes atrás, cuando desde la oposición se especulaba con una nueva suba del dólar oficial tras las elecciones generales de octubre. “El 23 de octubre el dólar oficial estará en $350. Ya todos se han percatado, en el país y en el exterior, que sin un monto de dólares significativo para controlar el mercado financiero, la maxi deva no sirve. Y desde 15/11 crawl al 3% mensual”, había dicho en su cuenta de X, la red social anteriormente conocida como Twitter.
Lo cierto es que la convicción que mostraban los funcionarios de Economía y del Banco Central un mes atrás se volvió más endeble a medida que la fecha convenida se acercaba. Un crawling peg al 3% mensual -esto es, dejar que el dólar suba 3% cada 30 días a través de minidevaluaciones diarias- no parece algo que vaya a cambiar mucho el frente cambiario. La inflación de octubre fue del 8,3%, poco menos del triple de lo que se va a mover el dólar mayorista. Pero eso no es todo, en los tres meses de congelamiento se anotaron dos meses consecutivos por encima del 12% de avance del IPC.
El atraso del dólar oficial en ese período es sideral. Si se toma el índice UVA para calcular cuánto debería haber subido la divisa en el mercado cambiario mayorista sólo para acompañar el avance del nivel general de precios vemos que la inflación acumuló un avance del 35% entre el 14 de agosto y el 15 de noviembre, día del final del congelamiento. Para volver al nivel de $350 del día después de las PASO, mañana el dólar mayorista debería fijarse en $473 para la venta.
La semana pasada, Massa se encargó de aclarar que nada de eso va a pasar. El movimiento, aseguró, se va a aplicar el ritmo de avance del 3% mensual prorrateado a un día.
“Hay establecido un acuerdo con el Fondo que prevé que el 15 de noviembre, antes del balotaje, empieza el crawl”, dijo. “Es más, te voy a dar otro dato, el primer día del crawl son tres pesos, para aquellos que especulan con el dólar futuro”, agregó Massa en declaraciones televisivas.
La pregunta entre funcionarios y economistas, entonces, es para qué agregar ruido cambiario pocos días antes del balotaje si una suba de tres pesos no hace nada para aliviar el atraso del dólar ni para morigerar la presión sobre las reservas del Banco Central. No hay mucha diferencia entre empezar el crawling peg ahora o, en todo caso, arrancar el lunes.
“Está claro que al $350 no lo pueden seguir sosteniendo. Tienen que seguir al crawling. Pero el crawling al 3% no sirve tampoco para nada. La verdad que lo que pase esta semana va a ser irrelevante. Va a depender todo de lo que ocurra después de la elección. Y a partir de ahí vamos a empezar a ver que va a pasar con el régimen”, dijo Sebastián Menescaldi de EcoGo.
La expectativa, por lo que se filtra de Economía y el Banco Central, es la del nacimiento de un esquema de transición. Puede arrancar este miércoles, puede arrancar el lunes, pero no va a tener mucha incidencia. Se habla de un deslizamiento del dólar que acompañe a la inflación, entre uno dos puntos menos de lo que vaya marcando el IPC cada mes. Pero no es más que un esquema hasta el 10 de diciembre, hasta el cambio de Gobierno. Mucho más determinante, entonces, va a ser lo que pase en las elecciones. Y lo que diga, en su primer discurso, quien resulte ganador.
“Con esta brecha y con este tipo de cambio atrasado no funciona. Te sacan los dólares de las manos los importadores y quedas como hoy, que no hay dólares directamente. Además los exportadores no tienen ningún incentivo a liquidarte que es lo que pasa hoy. Terminás haciendo el dólar 70-30. Con lo cual, esto que pasa ahora va a ser sólo de corto plazo, va a ser transitorio. Esto va a ser transitorio hasta que alguien tome definiciones el 10 de diciembre”, concluyó Menescaldi.
La largada de la nueva temporada de crawling peg, entonces, no promete ningún terremoto inmediato. Al menos no antes del domingo. Pero su “ruido”, porque el movimiento del dólar que influye por ejemplo en los vencimientos de las tarjetas de crédito va a atraer miradas en un momento políticamente inconveniente para el Gobierno.
El ruido, sea que empiece a sonar de inmediato o desde el lunes, tiene un sentido. Busca dar margen para que, pasadas las elecciones, atiendan el teléfono en el FMI.
“Tiene que ver con los vencimientos que hay diciembre, enero y febrero. Está la séptima revisión en el aire, tendríamos que haber tenido noticias en 10 de noviembre pero no pasó nada. No hubo misión del Fondo, nada. Pero hay más de USD 5.000 millones en vencimientos entre el propio FMI, organismos internacionales y los intereses de los Bonares. Y sin desembolso del FMI no hay con qué pagarlos”, dijo Gabriel Caamaño Outlier.
“El Gobierno está haciendo lo mínimo posible para no terminar de detonar la relación con el FMI y esto sólo sirve como gesto en ese sentido, no va a tener mucho más impacto”, concluyó.