El 50,9% de inflación del año pasado representó un salto de 15 puntos porcentuales respecto al 2020. Las proyecciones marcan que lo de 2021 no se trató de un pico, sino que los precios podrían incluso acelerarse este año. La estimación de economistas y consultoras es que terminará en el orden del 55%, pero no son pocos los que creen que podría incluso rozar el 60 por ciento.
El dato de diciembre, que arrojó una suba de 3,8% marca el indicio de la que puede suceder al menos en los primeros meses del año. Incluso las primeras jornadas de enero también estarían proyectando un valor alto en el primer mes del año y seguramente se mantendrá en niveles elevados al menos durante el primer cuatrimestre.
Niveles tan altos de inflación provocan un fuerte golpe en los salarios, que vienen perdiendo poder adquisitivo desde 2018 en forma consecutiva. También impactan en los niveles de pobreza, que se mantiene cómodamente arriba del 40% a pesar del repunte de la economía en 2021.
La aceleración de precios, a pesar de todos los efectos nocivos que genera, termina siendo funcional para el Gobierno, al menos desde el punto de vista fiscal. Con precios inflados aumenta la recaudación del IVA, lo que permite un aumento de la recaudación y bajar el rojo fiscal. Por otra parte, cuando la inflación se acelera hay una licuación temporal de jubilaciones y sueldos del sector público, lo que también implica un ajuste “silencioso” del sector público.
¿Cuáles son los motivos que llevan a pensar que la inflación no sólo no bajará, sino que incluso tendría una aceleración este año? Estos son los principales aspectos a tener en cuenta:
La inflación corre riesgo de acelerarse todavía más este año, a partir de un ajuste más acelerado del tipo de cambio oficial y la continuidad de la emisión monetaria, en este aso por un aumento de las tasas de interés que aumenta la carga de las Leliq y pases que debe enfrentar el Banco Central
Se acelerará fuerte el aumento del tipo de cambio oficial.
El Central ya no podrá seguir manteniendo la suba de 1% por mes cuando la inflación viene superando cómodamente el 3%. El año pasado intentó con poco éxito en convertir este atraso del tipo del dólar oficial en un ancla antiinflacionaria. Sin embargo, no obtuvo el resultado esperado, sobre todo porque la brecha cambiaria llegó al 100% y generó expectativas de devaluación.
Los aumentos “preventivos” ante la posibilidad de un ajuste del dólar oficial o por el temor a no poder acceder al mercado de cambios provocó fuertes incrementos no justificados por una suba de costos ni por un excesivo nivel de demanda. Se calcula que el dólar oficial subirá por lo menos un 50% ó incluso más a lo largo del año, es decir al menos el doble del ritmo que en 2021.
El proceso de traspaso a precios de esta devaluación será elevado, por más que el Gobierno siga negando que ocurrirá. Habrá un ajuste mayor de tarifas más elevado que en 2021. Ya se anunció que en febrero se llevará adelante un incremento de 20% en la tarifa de luz y gas para la zona metropolitana, además de una segmentación que ajustará todavía más para los hogares de mayor poder adquisitivo, con el propósito de reducir subsidios.
Pero es posible que no sea el único incremento del año. Además, también los combustibles se irán incrementando en breve luego de más de seis meses de congelamiento. Estos incrementos también se traducirán índices de inflación más altos, aunque no se trata de un efecto tan significativo.
La emisión monetaria se mantendrá en niveles. Para el 2022 bajaría el déficit fiscal, aunque se estima que buena parte del mismo será financiado directamente por el Banco Central y en menor medida por colocación de deuda por parte del Tesoro, parecido a lo que ocurrió el año pasado. Pero además la suba de tasas que dispuso el Central también implica un mayor costo de Leliq y pases pasivos y será necesario emitir más pesos para pagar esos mayores rendimientos.
Esto explica por qué el incremento de tasas fue a cuentagotas y todavía permanecen en terreno negativo en términos reales. Mientras que la tasa de referencia e Leliq está ahora en el 46,8% efectiva anual, la inflación supera con comodidad el 50 por ciento.