La inflación alcanzó la meta que el Gobierno planteó para todo el año
Fuentes oficiales y privadas estiman que terminará el mes en torno del 3% y llegará al 29% incluido en el presupuesto 2021.
Fuentes oficiales reconocieron que las estimaciones previas al salto del dólar de los últimos días se ubicaban entre 2,5 y 3 por ciento, pero que es posible que, con la suba de la divisa, se ubique más cerca del 3 por ciento. En tanto, el promedio de las consultoras, que para fin de año prevén una suba de los precios del 48% anual, se ubica en torno del 3,2 por ciento para este mes.
El funcionario indicó que este mes se redujo la volatilidad en los precios pero en un nivel alto y admitió que en los próximos dos meses posiblemente el resultado de los últimos 12 meses se ubique cómodamente por encima del 50% y luego podría descender en el último trimestre por la base de comparación con 2020. Cabe recordar que la inflación de junio terminó en 3,2% y 50,2% en el último año.
Con esta constante suba de los precios -y una actividad económica que se recupera parcialmente tras el desplome del 2020- las autoridades admiten que posiblemente el dato de la pobreza del primer semestre muestre una suba importante respecto del 40,9% registrado en el mismo período del 2020, tal como lo estimaron ya varios expertos del sector privado.
Para Analytica de Ricardo Delgado terminó en 3,4% este mes y 52,3% en los últimos 12 meses; Seido de Luciano Cohan en 3,2% y 50%; C&T de Camilo Tiscornia y María Castiglioni 3,1% y 51%; LCG de Guido Lorenzo, entre 3,5 y 4 por ciento; Econviews de Miguel Kiguel 2,7%; y Macroview del team Carlos Melconian-Rodolfo Santángelo y Eco Go de Marina Dal Poggetto en el 3 por ciento.
Así, desde enero, según Analytica, llegó a 29,5% y según Eco Go a 28,7 por ciento. Claudio Caprarulo, director ejecutivo de Analytica, dijo que “de agosto en adelante, pasada la estacionalidad de julio, todas las anclas que está usando el gobierno, principalmente tarifas y tipo de cambio, nos lleva a un promedio mensual del 2,5 por ciento”.
De este modo, este año “va a cerrar en torno al 46% y para 2022 aún estamos trabajando en los escenarios; es esperable que el nivel de depreciación aumente después de noviembre; el gran interrogante es de qué forma. Y para eso el resultado de las elecciones y el estado de la negociación con el FMI va a ser clave”.
La reducción de la inflación, indicó el economista de la consultora de es la “gran deuda pendiente” del equipo económico. “Esto pone de manifiesto que para bajar la inflación hace falta también trabajar sobre las expectativas. El equipo económico pisó el gasto, las tarifas y el tipo de cambio, puso controles de precios y aun así terminamos con inflación por arriba del 45%.
El aumento en el precio de las commodities influyó negativamente, pero no explica todo. Si queremos bajar la inflación, sin una hoja de ruta no se puede”, explicó.
De inmediato, expresó: “Ojalá el cierre del acuerdo con el FMI traiga certidumbre sobre los compromisos de deuda futuros y les permita presentar un plan. Las declaraciones de Cristina Kirchner respecto al uso de los DEGs es una buena señal”, en el sentido de que el giro del organismo se utilizará para saldar parte del crédito otorgado en 2018 y 2019.
Por su parte, LCG precisó que “en la tercera semana de julio la suba de precios de los alimentos promedió 1,1%, acelerándose 0,58 puntos porcentuales respecto la semana anterior”.
“El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 3,2% promedio en las últimas 4 semanas y 3,8% medida punta a punta en las mismas semanas”, señaló la consultora. “Estimo que rondará entre 2,7 y 2,9 por ciento”, agregó el economista jefe de Econviews, Andrés Borenstein. “Pegó en el palo del 3 por ciento”, indicó Pablo Goldín de Macroview.
En tanto, el director de Anker Latinoamérica, Federico Furiase, explicó que la inflación del mes “sigue en torno del 3%; julio es estacionalmente alto, hay aumentos en prepagas, comunicaciones y peajes”.
“No va a ser nada fácil desacelerar el ritmo de la inflación a pesar del ancla tarifaria y del dólar oficial, con los dólares financieros recuperando terreno y con una política fiscal, monetaria y de ingresos en modo expansivo por el año electoral, con menor oferta de dólares del campo y sin un ancla nominal creíble”, aclaró.
Sobre todo, “si frente a la escalada de los dólares financieros y la perdida de reservas por la intervención en bonos del Banco Central, vuelven a cerrar el gripo de las importaciones”. De todas formas, prevé “una desaceleración transitoria y moderada de la inflación hacía un ritmo promedio de 2,8 en los meses anteriores a las elecciones de noviembre”, un deseo que seguramente comparte fervientemente todo el Gobierno.