El ministro de Economía Martín Guzmán se reunió este lunes con inversionistas, banqueros y acreedores en New York y señaló escuetamente a la salida del encuentro que le había ido “muy bien”. Sin embargo, los asistentes dijeron que esperaban más detalles sobre el plan económico y la reestructuración de la deuda, pero no hubo respuestas. ¿Ofreció alguna pista? “No, nada nuevo”, dijeron. El ministro llegó a las 9 (las 11 de Argentina) a bordo de una camioneta negra a la sede del Consejo de las Américas, en el coqueto Upper East Side de Manhattan, y caminó casi una cuadra acompañado por el representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos. En la puerta lo esperaba Susan Segal, titular de la organización, que lo recibió con un abrazo.
El desayuno fue a puertas cerradas y estaba “sold out”, o sea que tuvo asistencia completa, con entre 40 y 50 invitados con interés en la Argentina: analistas, bonistas, banqueros y hombres de negocios. Entre ellos los fondos Templeton y BlackRock (los acreedores más importantes de la Argentina); Gerardo Mato, de HSBC; Hans Humes de Greylock Capital (que lidera a un grupo de acreedores privados), Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación America y Conor McEnroy, presidente del banco Sudameris, representantes del Bank of America, JP Morgan y agencias de riesgo. Cerca de las 11, Guzmán salió del edificio y evitó dar precisiones. “Muy bien”, dijo cuando se le preguntó cómo le había ido, mientras se subía apurado a la camioneta con Chodos.
Varios de los asistentes dijeron a Clarín que la exposición de Guzmán había sido sólida, y que el gobierno de Alberto Fernández buscaba reestructurar la deuda en forma sustentable y que la Argentina necesitaba crecer para luego pagar, los lineamientos generales que son de público conocimiento. Sin embargo, coincidieron en que el funcionario no ofreció los detalles que la mayoría esperaba. “No dio precisiones sobre la reestructuración de la deuda”, apuntó uno. “Le preguntamos varias veces sobre las metas fiscales, pero nunca nos dio un número”, señaló otro. “Nos piden buena fe , pero queremos saber qué nos ofrecen”, expresaron.
El presidente dijo ayer que la Argentina “necesita una definición medianamente rápida sobre el problema de la deuda”, pero los inversionistas buscan señales claras del Gobierno sobre cómo será la renegociación. Guzmán llegó a Nueva York en un contexto sensible, luego de que los acreedores de la provincia de Buenos Aires rechazaran la propuesta de Axel Kicillof y se extendiera el plazo para reestructurar la deuda al 5 de febrero. Esta estrategia está coordinada, dijo el ministro Guzmán. Wall Street interpreta que el Gobierno busca una apuesta agresiva con los privados, lo que podría llegar a una complicada negociación que se extienda más allá del 31 de marzo, cuando el presidente dijo que espera tener todo el tema de la deuda solucionado.
Los inversionistas esperaban de Guzmán una “hoja de ruta, hay muchas preguntas y pocas respuestas” o que planteara alguna novedad sobre la deuda bonaerense. Pero no hubo avances en ese sentido. “No creo que Guzmán tenga todas las repuestas. Lo que me quedó claro es que él no quiere cometer los clásicos errores que se cometieron cuando intentaron reorganizar la casa y eso es positivo”, dijo Conor McEnroy, presidente del banco Sudameris. “La Argentina ha defaulteado muchas veces, la próxima no va a ser fácil”, señaló. “Podes almorzar al hotel Alvear y pagar con tu tarjeta de crédito y después la tarjeta no funciona más y nadie quiere pagarla”. “Todos queremos una Argentina próspera y saludable, pero la Argentina tiene que contribuir”.
Eurnekian, presidente de Corporación América, dijo que “hubo un mensaje de orden, de disciplina, de objetivos. Hay buena voluntad de parte de los sectores financieros. A Guzmán le preguntaron cómo lograr sus objetivos. Milagros no hay acá”. El ministro se reunirá hoy con Luis Cubeddu, jefe de la misión del Fondo para la Argentina, que se trasladará a Nueva York para verlo y comenzar afilar los planes de reestructuración del préstamo de US$ 57.000 millones que el organismo pactó con el gobierno de Macri, de los que 44.000 millones ya han sido entregados.