El Gobierno dejó sin efecto la suba de combustibles del 5% que iba a entrar en vigencia a partir de la medianoche. Alberto Fernández le indicó este domingo por la tarde a Guillermo Nielsen, titular de YPF, que anule el aumento. Lo hizo luego de que trascendiera que iban a regir los incrementos justo en medio de un contexto de congelamiento de tarifas y transporte. Como es habitual, la petrolera nacional sería la encargada de dar el primer paso que imitarían las demás firmas.
Ahora, con la decisión de que YPF no suba, todo indica que el resto de las compañías tampoco aplicarán aumentos, al menos por ahora. De hecho, desde Axion aseguraron que si YPF no remarca, ellos tampoco lo harán. La petrolera estatal controla casi el 60% del mercado. Fernández habló el domingo por la tarde con Nielsen. Según reconstruyó Clarín, el economista que diseñó el plan de inversiones de Vaca Muerta y quedó al frente de la gestión de YPF, le había elevado días atrás un pedido para actualizar los precios de los combustibles.
Argumentó que estaban atrasados y que resultaba necesario un incremento para garantizar la rentabilidad de las petroleras. Habló, al principio, de un incremento del 10% que luego redujo a 5 puntos. En el Gobierno afirman que el Presidente no autorizó a que YPF suba los precios. "Todas las tarifas están congeladas por seis meses. En ese contexto, no puede subir el combustible. Además, ganaron mucha plata en estos años", apuntó una fuente oficial a Clarín.
Con la intervención, en persona, de Fernández el congelamiento resuelto para otros sectores -como gas, electricidad, agua y transporte- se extiende, al menos de palabra, a los combustibles, uno de los sectores con impacto más directo en la inflación porque los aumentos derraman sobre los fletes y la producción y eso se contagia a los precios.
Es una regla que aplica, apenas asumió, la gestión Fernández: frenar o moderar subas y aumentos para no sobrecargar el proceso inflacionario que estará, entienden en el Gobierno, presionado por el aumento del consumo que incentiva la Casa Rosada con distintas medidas como el bono a jubilados y beneficiarios de planes sociales, y el aumento por decreto para empleados del sector privado.
Para analizar el detalle final de esa medida, se reunió con el ministro de Trabajo, Claudio Moroni. Ese expediente terminará de definirse en las próximas horas: será una suma fija y mínima, a cuenta de futuras paritarias y en tres pagos. El Gobierno trabaja contra reloj con cadenas empresarias y gremios para tener la medida acordada antes del próximo fin de semana.
Esa suba, orientada a poner "dinero en el bolsillo" de los trabajadores para reactivar el consumo, tenía como lado B, en términos simbólicos, el aumento de los combustibles. En rigor, a lo largo de 2019, la nafta aumento en nueve oportunidades por un total de 41%. La programada para la medianoche del domingo hubiese sido la décima y llevado a 46 puntos la suba global. Pero por indicación presidencial quedó en stand by, por ahora sin fecha y por tiempo indefinido.
El 1 de diciembre, a pocos días de que asumiera Fernández, se produjo el último incremento, luego de que se publicara una actualización del impuesto a los combustibles en el Boletín Oficial, que sumado a la suba de los precios de los biocombustibles, desembocó en nuevos aumentos en los surtidores que rondaron el 5% y 6%.
El aumento anual del 41% en las naftas es menor al 55% estimado de inflación para 2019 y queda por debajo del 60% que se incrementó el tipo de cambio oficial. Estos datos son el principal argumento que esgrimen desde el sector para pedir incrementos, escalonados, en los precios de los combustibles. Hay un elemento adicional. En las petroleras interpretan la decisión de Fernández como una mala señal en momentos en que quiere seducir inversores para Vaca Muerta.