Copacabana parecía una fiesta, pero en realidad era una olla a presión. Se sentía en el ambiente que algo podía desatarse en este primer día con clima pleno de previa de un partido trascendental. Sí, como si Boca y Fluminense fuesen a jugar en unas horas, ayer las calles de Río de Janeiro parecían palpitar un partido inminente. Pero también anunciaban que algún incidente podía desatarse.
Porque no parecía normal que tantas camisetas tricolores se pasearan por la rambla playera. Desde la zona del Fan Zone de Conmebol en adelante, un ir y venir de rojo, verde y blanco contrastaba con la realidad, que indica que en estas calles el que suele predominar es su archirrival Flamengo.
En el medio, hinchas de Boca que disfrutaban un día cálido con la complicidad de nubes aliviadoras de la alta temperatura y la humedad. Muchos de ellos dispersos por el corredor que va desde el posto 2 de la Avenida Atlántica hasta el 5, allí donde el grueso de los hinchas xeneizes vivieron una fiesta durante toda la jornada, ajenos a todo el conflicto desatado en horas de la tarde.
Sí, ajenos. Porque esa fiesta estaba dispuesta casi sobre la orilla del mar. Y fue un rato antes de las 17 horas cuando un numeroso grupo de hinchas de Fluminense pasó por la rambla en dirección del Fan Fest.
El paso amenazante, los gritos de guerra y una actitud bélica en el avance de la muchedumbre dan cuenta de que se trataba de la barrabrava del club carioca. Acompañándolos, decenas de policías, patrulleros y motos contemplando la escena, en teoría para evitar desmanes.
En qué momento perdieron de vista al grupo es una incógnita, pero lo cierto es que al llegar al límite del posto 3, muy cerca de todo el megaevento dispuesto por Conmebol, el grupo de hinchas tricolores bajó a la playa y se dirigió a los hinchas de Boca que estaban dispuestos en el lugar.
El ataque repetido a los fanáticos de Boca
Tal y como pasó el lunes, los emboscaron, los corrieron, los agredieron y les robaron sus pertenencias. Un rato después, la policía militar se hizo presente pero la situación se tornó por un momento más dramática: las imágenes de los uniformados disparando con rifles de balas de goma y tirando gases lacrimógenos a la gente de Boca que fue víctima de la agresión.
Porque esa zona donde está emplazada el Fan Zone es un espacio donde suele juntarse la gente de Fluminense y es evidente que al núcleo más duro de su hinchada eso no le gustó nada.
Pero el problema está en entender cómo el personal policial no pudo impedir que las cosas lleguen a ese punto. Y también preguntarse cuánto pudo prever la propia Conmebol cuando el hecho se produjo a menos de cincuenta metros del megaevento montado para la ocasión.
Anoche, la entidad publicó un comunicado haciendo un llamamiento “a compartir todos juntos los momentos de alegría y celebración que nos dan nuestro fútbol”, con un tono que quedó a años luz de la gravedad de lo sucedido.
La duda es saber cómo avanzará la situación ahora que los hinchas de Boca completarán su presencia hasta superar la centena de miles... De hecho, anoche volvieron las corridas y los incidentes, esta vez entre los hichas de Boca y la Policía, episodio que terminó con gases lacrimógenos.
Los uniformados estaban conteniendo a un grupo grande de hinchas que desde temprano seguía cantando cerca de la orilla, hasta que la presión para sacarlos del lugar provocó un enfrentamiento con una represión otra vez feroz y escenas de terror de la gente. En el hotel de Boca se realizó una reunión de Seguridad convocada de urgencia. La preocupación de la dirigencia tiene que ver con la desprotección que vienen sufriendo los hinchas...
El saldo conocido al cierre de esta edición es de un hincha de Boca detenido por agredirse mutuamente con el único brasileño que se llevó la policía y dos más en los incidentes de la noche. Y los golpes, los robos, que dejaron a la deriva a los que se vieron sorprendidos en un día de fiesta pasó a pesadilla. Que está lejos de terminar...