Se cortó. A Boca se le cortó la racha. No hubo sexta al hilo. No hubo goles. No hubo emociones. No hubo ni siquiera el tiro del final. Este empate 0 a 0 ante Huracán le alcanzó al Xeneize para subirse apenas un ratito a la punta, porque el triunfo de Atlético Tucumán ante Argentinos lo dejó en el segundo lugar. En definitiva, es un resultado que tiene gusto a poco. Por la actuación en general y por la falta de situaciones en particular. Y porque enfrente tuvo un rival que se la hizo muy difícil.
A Boca, en efecto, le costó todo el partido. El control de la pelota, el pase interior y exterior, el bordado fino y el grueso. Todo. Nunca encontró la manera de entrarle con claridad al Globo, al punto que la mayoría de sus remates al arco fueron casi todos desde media distancia, sin demasiado peligro. Lo intentaron Molinas, Langoni, Varela y Benedetto en el primer tiempo. Lo tuvieron Aaron y Pol Fernández en el segundo, éstos sí dentro del área. Pero nada.
Fue toda una señal de cómo Huracán le recortó el juego y posibilidades al local. El Globo metió presión alta para embarrar la salida a Roncaglia y a Rojo, pero además, asfixió a Varela y a sus receptores: así, ni Pol ni Payero recibieron cómodos, con terreno para generar, mucho menos para tocar. Molinas, la carta sorpresa de Ibarra, fue impreciso e intermitente. Benedetto, arriba, casi no participó.
¿QUÉ TE PARECE? Huracán pidió PENAL de Marcos Rojo sobre Cóccaro en la #LigaProfesional. pic.twitter.com/gE55fAlPm2
— SportsCenter (@SC_ESPN) September 20, 2022
Ojo, Huracán tampoco generó mucho, pero en la primera etapa estuvo más cerca de ganarlo. Primero, por un penal de Rojo a Cóccaro (manotazo en la cara) en el inicio del partido, que Yael Falcón Pérez no sancionó. Y después, por ese taco del delantero uruguayo que salvó milagrosamente Advíncula (también de taco, aunque de casualidad), con Rossi vencido.
En el segundo tiempo, Boca mejoró levemente. Salió con otra actitud y con Vázquez por Benedetto (afuera por un malestar estomacal), decidido a llevarse por delante a su rival. Pero duró apenas el envión.
Enseguida, Ibarra cambió todo el mediocampo: a la cancha Ramírez y Romero por Varela y Molinas. Así, Payero pasó a la derecha, Pol de cinco (como pasó en el ciclo Battaglia), el ex San Lorenzo a la izquierda y el Melli de enganche. Mismo esquema, distintos intérpretes, similar problema: el local nunca terminó de hacerse de la pelota.
El partido, igual, se abrió. Boca atacó desde el apuro (y eso le quitó claridad). Huracán contraatacó desde los espacios (y eso le sacó constancia). Pero todo, casi sin lastimarse en las áreas, sin que los arqueros tuvieran atajadas destacadas, salvadoras. Al Xeneize no le alcanzó ni la arremetida del final, alentado por su gente, que había cantado el "para ser campeón, hoy hay que ganar".
Boca, en definitiva, no ganó y, por lo pronto, con la victoria de Atlético Tucumán resignó la punta. Encima deberá esperar el resultado de Gimnasia para saber si el primer puesto le queda algo más lejos (podría quedar a tres). Para el local, entonces, fue un punto que tuvo gusto a poco. Y para el visitante también.
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