El primer grito de campeón a nivel local en 2022 fue para Boca: el Xeneize le ganó 3-0 a Tigre en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba y se quedó con el título de la Copa de la Liga Profesional. En una final pareja, el conjunto de la Ribera goleó en los momentos justos: en el final del primer tiempo, con el cabezazo de Marcos Rojo que se le escapó a Marinelli. En la segunda parte, cuando presionaba el matador y Fabra aplacó las tensiones con un zurdazo furioso. Y en el final, con el testazo de Vázquez que sentenció el partido.
El Matador salió a presionar con intensidad en todos los sectores del campo, aunque por momentos no de manera coordinada. En principio, le permitió tener el dominio en el inicio, en el que además contó con un cabezazo franco de Cabrera (tras centro de Zabala) que se fue desviado. Pero a raíz de las grietas que ofreció el pressing, el Xeneize fue encontrando lugares por donde romperlo. Y logró situaciones de peligro cuando pudo soltar a sus velocistas por las bandas. Eso sí, de los dos lados, de a ratos, se vieron obligados a saltar líneas sistemáticamente.
A los 12 minutos, un tiro libre de Villa forzó la espectacular volada de Marinelli. Y a los 17′, el VAR se tomó tres minutos para constatar el fuera de juego de Benedetto (por un hombro) en el gran gol que le anularon, tras asistencia del colombiano.
Entre que a Boca le faltó injerencia en sus hombres más aptos para la organización de juego, como Fernández o Romero, y que Tigre de a lapsos entró en un desorden e imprecisión, no abundaron las situaciones de peligro.
Hasta que a los 48 minutos, en la última acción de la etapa inicial, Marcos Rojo cabeceó un córner desde la derecha y la pelota se direccionó a las manos de Marinelli. Sin embargo, el arquero no la pudo rechazar: 1-0 y un golpe anímico en el momento oportuno para Boca.
Tigre salió decidido a adueñarse de la pelota en la segunda parte. Juntó pases hasta ganar confianza y jugar prácticamente en campo contrario, ante un adversario que se replegó para apostar a la contra, pero terminó ofrendándole el manejo total de las acciones a los de Victoria.
En consecuencia, aparecieron las chances del matador para empatar. Tres veces tuvo el gol Retegui; primero con un remate cruzado que tapó Rossi, luego con un centro de Blondel que no consiguió conectar, y después con una arremetida en la que tocó dos veces la pelota, pero el arquero xeneize se hizo gigante y evito los tantos del Matador.
Poco conforme con el rendimiento de su equipo, Battaglia dispuso el ingreso de Juan Ramírez por Salvio, para robustecer el medio. No lo lograba. Hasta que apareció la individualidad de Fabra para allanar el camino hacia el título. A los 22 minutos, el lateral colombiano condujó hasta el borde del área y sorprendió con un remate que se colgó en el ángulo derecho de un Marinelli que nada pudo hacer. Fue el 2-0 y el desahogo para todo Boca.
A partir de allí, el partido quedó casi sentenciado. Con un poco más de espacios, Boca pudo ampliar el resultado y Tigre, con empuje, también contó con alguna posibilidad. Pero a los 40′ del complemento, Villa ejecutó un tiro libre y el ingresado Vázquez le bajó la persiana a la final.
Así, sumó su campeonato N° 72 en su historia, contando los 14 en la era amateur y los 58 en la profesional (57). Y saldó la asignatura pendiente que tenía en La Docta, donde había perdido las dos últimas finales, ante San Lorenzo por la Supercopa Argentina en 2016, y frente a Tigre por la Copa de la Superliga en 2019.
El título representa el empujón que el Xeneize necesitaba para encarar una nueva final: el jueves recibirá en La Bombonera a Deportivo Cali y necesita ganar para avanzar a octavos de final en la Copa Libertadores. Lo de Tigre, de todos modos, fue meritorio: de ascender a Primera hace apenas seis meses a llegar a una final eliminando a River y dándole batalla a un Boca plagado de figuras.