El exponencial aumento de contagios producto de la segunda ola de COVID-19, el agotamiento del personal médico y un sistema de sanitario funcionando al límite de su capacidad traen aparejado como daño colateral el aumento descomunal e injustificado que tuvieron los medicamentos esenciales para el tratamiento de pacientes que se encuentran en terapia intensiva.
La pandemia de coronavirus generó un inusual aumento de la demanda de analgésicos, sedantes y relajantes musculares que se utilizan con aquellas personas que se encuentran transitando distintas patologías en camas UTI, cuyo mercado global tiene dos grandes proveedores: China e India. Ante la escases de los mismos, en varios países, se generaron distorsiones en los precios e incluso el surgimiento de un mercado negro. Sin embargo, el caso de Argentina es particular: hubo aumentos de entre el 300% y el 1.300%.
La situación la alertó la Unión Argentina de Salud, a través de su Observatorio de Costos de la Salud, que realizó un nuevo relevamiento de la situación de los medicamentos utilizados en unidades de terapia intensiva. En el mismo trasladaron las advertencias que vienen realizando desde el año pasado los prestadores y financiadores de la salud “acerca de la escasez y las distorsiones que se están dando en los precios de medicamentos” que se utilizan con los pacientes que se encuentran en camas UTI.
“En la Argentina esta situación se viene tornando crítica en el marco del aumento de casos por la segunda ola pandémica”, señalaron. A la vez se hizo mención al acuerdo que firmó el Gobierno, a través del Ministerio de Salud de la Nación, con los laboratorios y distribuidores de estos fármacos para establecer un precio máximo de referencia por un lapso de seis meses. Sin embargo advirtieron que el convenio llega y convalida aumentos de hasta 1.300%.
Los laboratorios representados en la Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos y de uso Hospitalario (CAPGEN) y la Asociación de Distribuidores de Especialidades Medicinales (ADEM) se comprometieron a la provisión de los mismos a precios uniformes a todos los integrantes del sistema de salud. La medida viene a complementar al Decreto 243/2021 a través de la cual se incluyen a estos medicamentos al listado de insumos críticos que requieren permiso de exportación para la comercialización fuera de la Argentina.
Sin embargo, hay casos como el del Midazolam que se utiliza para la sedación de pacientes, que previo a la pandemia tenía un costo de 38,70 pesos y que aumentó 1.229%, fijándose luego del acuerdo en $514 (con IVA). O el del Atracurium Besilato (relajante muscular), que costaba 138,58 y que durante el último año aumentó un 428%, llegando a los $732 (con IVA), tras el acuerdo.
El Bromuro de pancuronio, que costaba $53,65 había aumentado su precio un 362%. Se fijó en $205 ($248 con IVA). El Citrato de Fentanilo, que tenía un costo pre-pandemia de 52,20, aumentó 642%. Su precio se fijó en $320 ($387 con IVA). Las ampollas de propofol 200 mg x20 ml, tenían un precio aproximado, según la marca, de $137 tuvieron un aumento de 524% y se fijaron con un precio de $710 (859,10 con IVA). Son algunos ejemplos de medicamentos que, según la marca y el producto, aumentaron 1.371%, 945%, 938%, 552% y 357%.
“Este grupo de medicamentos esenciales para la vida de los pacientes graves ha tenido incrementos desmedidos en el último año y de algún modo la firma de del acuerdo entre la Secretaría de Comercio Interior, el Ministerio de Salud de la Nación y representantes de la industria farmacéutica los convalida”, denuncia la Unión Argentina de Salud, acusando puntualmente que “la industria farmacéutica ha fijado precios en forma unilateral, sin ningún control regulatorio hasta ahora, basándose en especulaciones, escudados en la devaluación del peso argentino, las dificultades para la importación y la escasez de materia priva a nivel mundial”.
En este contexto, cuestionaron que si bien el Ministerio de Salud definió por los próximos seis meses fijar precios máximos y únicos en todo el país, “este acuerdo llegar tarde y solo después de que la industria ha asegurado aumentos discrecionales en insumos escasos y críticos”. Por otra parte, agregan que los aumentos “ilógicos” tampoco resolvieron el tema del abastecimiento: “Los prestadores y financiadores continuamos teniendo problemas de aprovisionamiento”.
“De continuar estos faltantes de productos, deberá recurrirse a medicaciones alternativas, situación que no es la ideal para la salud de nuestros pacientes”, advierten y dejan sentado que el Observatorio de Costos de Salud realizará un monitoreo del acuerdo firmado entre el Gobierno y los laboratorios durante los próximos meses “a fin de verificar su cumplimiento en cuanto a los precios y el abastecimiento”.
El duro informe de la Unión Argentina de Salud llega en un contexto en el que -según el último parte epidemiológico- hay 4.942 personas con coronavirus internadas en terapia intensiva, lo que eleva el porcentaje de ocupación de camas a nivel nacional al 67,5% y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) al 76,6%.