Aerolíneas Argentinas analiza mudar su operación a Córdoba
La empresa presentó propuestas al Ministerio de Transporte para reanudar los servicios internos.
Si bien la fecha para que esto suceda es todavía una incógnita, Aerolíneas Argentinas ya puso sobre la mesa del Ministerio de Transporte su propuesta de reactivación de los vuelos de cabotaje. El documento, que vio LA NACION, consta de tres alternativas que van desde la idea más conservadora de mantener la red de rutas actual, pero con frecuencias reducidas, a la de mudar temporalmente su centro de operaciones a Córdoba, desde donde conectaría distintos puntos del país sin pasar por Buenos Aires, el principal foco de Covid-19. El documento "Propuesta sanitaria para el reinicio de la actividad" fue presentado al ministro de Transporte, Mario Meoni, por el presidente de la aerolínea de bandera, Pablo Ceriani, a principios del mes pasado, cuando el Gobierno todavía tenía la intención de reactivar el cabotaje a mediados de julio. Ahora que esa posibilidad ya fue descartada por el propio Meoni, los planes de reactivación siguen sobre la mesa, aunque con fecha incierta.
Una de las propuestas y, tal vez la más disruptiva, es la de establecer una red de rutas con base en Córdoba, para lo que se trasladaría de manera temporal cuatro aviones Embraer de Austral al aeropuerto de la capital provincial. Según el itinerario proyectados, se harían "ocho salidas diarias de vuelos triangulares conectando destinos norte-sur vía Córdoba e intertramos del interior en forma directa". Esto significaría una operación equivalente al 7% de la habitual de la empresa en el escenario previo a la pandemia. La propuesta de establecer un centro de operaciones en Córdoba implicaría trasladar en un primer momento cuatro aviones de la empresa a esa provincia Por ejemplo, se podría volar desde Córdoba a Tucumán, hacer un intertramo de Tucumán a Mendoza y luego volver a Córdoba. O unir Córdoba con Neuquén, volar desde ahí a Rosario y luego volver a Córdoba, entre muchas otras posibilidades planteadas.
Otra de las alternativas presentadas a Meoni es la de establecer "corredores federales" entre puntos del país con una situación epidemiológica similar. Sin embargo, esto se haría manteniendo el origen y el destino final en Buenos Aires. Según pudo saber este medio, los aviones -que en este escenario serían 12- saldrían de Buenos Aires vacíos o solo con los pasajeros que tuvieran alguna justificación para circular (repatriación interna o motivos laborales, por ejemplo) y haría distintas rutas "intertroncales" para volver luego a Buenos Aires. Según el plan presentado por la empresa, se atenderían cerca de 60 rutas, con 22 destinos desde o hacia Buenos Aires y 35 intertramos. Este esquema, de 12 salidas diarias desde Buenos Aires y 470 horas de vuelo semanales, equivaldría al 15% de la operación habitual de la red doméstica. Algunas de las rutas diseñadas bajo el paragua de estas propuestas son, por ejemplo: Buenos Aires-Mar del Plata-Bahía Blanca-Trelew-Buenos Aires; Buenos Aires-Mendoza-Comodoro Rivadavia-Buenos Aires y Buenos Aires-Resistencia-Tucumán-Córdoba-Buenos Aires.
La tercera opción que contiene el documento y la más difícil de llevar a la realidad en el corto plazo es la de restablecer la red doméstica de rutas troncales desde y hacia Buenos Aires que opera habitualmente Aerolíneas Argentinas, pero con menos frecuencias. En concreto, que representen poco más del 20% del nivel de operación previo a la pandemia. Según el plan de Aerolíneas se podrían programar 33 rutas desde y hacia Buenos Aires, con operación a todas las provincias y 29 salidas diarias desde la capital.
Actualmente Aerolíneas Argentinas tiene habilitada la venta de pasajes con fecha posterior al 1 de septiembre, tal como lo dispone la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Las rutas y horarios disponibles a partir de esa fecha son los de la red de operación regular de Aerolíneas Argentinas previo a la pandemia. Resta saber si cuando llegue el momento de hacer uso de esos tickets las rutas ya estarán restablecidas o deberán hacerse cambios para ajustar los vuelos, en caso de que sea posible, a los nuevos circuitos. Si no, las políticas de flexibilidad vigentes deberían permitir reprogramar sin penalidad para los pasajeros.