En el mapa que mira cada día el gobierno de Axel Kicillof, hay zonas rojas, amarillas y verdes. El color depende del nivel de contagio. Las rojas, las más complicadas, se ubican principalmente en el primer cordón del Conurbano, pero también en algunos partidos del segundo y el tercer cordón. En cambio, las verdes, ya en la fase 5 de la cuarentena, aparecen en el Interior de la provincia. En esos 71 distritos se analiza que las clases vuelvan en agosto. En la provincia de Buenos Aires, el receso invernal arranca el lunes 20 de julio y termina el viernes 31. Según supo Infobae de fuente oficiales, el regreso no será al unísono en toda la jurisdicción. En el Interior, hoy son 4 mil unidades educativas las que estarían en condiciones de retomar la actividad presencial después de las vacaciones.
Si bien proyectan el regreso escalonado, en la administración bonaerense son muy cautos. Saben que la situación es dinámica y las definiciones pueden modificarse a raíz de un brote, pero creen que el Interior hoy sí puede pensar en una vuelta en agosto, al compás de la proyección que se maneja a nivel nacional. Las regiones que quedarán al margen, entonces, serán el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Chaco por los niveles de circulación del virus y las provincias patagónicas por las bajas temperaturas. La provincia de Buenos Aires es, por mucho, el sistema educativo más grande del país. Tiene 5.2 millones de alumnos en total. Los 71 distritos en fase 5 representan una baja porción de la matrícula total: apenas el 11,5% porque hay una concentración muy fuerte del alumnado en el Conurbano. Allí, además de la alta tasa de contagios, se sumará la complejidad para lograr el debido distanciamiento de 1,5 metros en las aulas. Por eso, aún no se baraja una fecha tentativa.
“Todo indica que es altamente probable que después del receso escolar podamos empezar a transitar una primera fase de regreso a la presencialidad. Pero el regreso va a estar atado a tres condiciones: primero y principal a la situación epidemiológica de cada distrito; segundo a la realidad edilicia de cada escuela y tercero al logro de los consensos institucionales. Sabemos que hay cierto temor al regreso en los docentes y familias, y es lógico. Tenemos que disipar esa incertidumbre con información”, indicaron desde la Dirección General de Escuelas. La situación no es la misma en todo el Interior de la provincia. Hay distritos que debieron dar marcha con la flexibilización por brotes de Covid-19, como Olavarría, Necochea o Bahía Blanca. Por eso, los 71 partidos habilitados a reabrir las escuelas pueden engrosarse o encogerse con el correr de las semanas.
En la vuelta la prioridad la tendrán aquellos alumnos que no tuvieron acceso a clases virtuales. Según estimaciones oficiales, alrededor de un 25% de la matrícula no pudo conectarse con sus docentes. Del mismo modo, priorizarán a los primeros y a los últimos cursos, tanto de primaria como de secundaria. Es decir, primer y sexto grado, y primer y sexto año. La idea es que los docentes y directivos regresen unos días antes para planificar cómo encarar la enseñanza en un contexto inédito, después de 4 meses y medio de no ver a sus alumnos y con una disparidad muy probable en los aprendizajes de los chicos. “Lo anómalo de este ciclo lectivo obviamente hizo que el proceso de enseñanza-aprendizaje también se viera afectado. Sería de necio negar el impacto, pero también es falso decir que no se aprendió en estos meses a distancia. Hubo un nivel de continuidad pedagógica muy grande. El desafío ahora será reorganizar los contenidos e intensificar donde sea necesario, sabiendo que va a haber una articulación con el ciclo lectivo 2021”, explicaron en el área de educación bonaerense.
En promedio, las aulas de la provincia miden 35 metros cuadrados. Por lo cual, indican, para cumplir con el distanciamiento no podría haber más de 15 chicos por curso. Eso obligará, al igual que en el resto del país, a una asistencia alternada, cuyo esquema aún no está definido, aunque se sabe que no va ser el mismo para toda la jurisdicción. “No es lo mismo una escuela rural que funciona en un turno que escuelas en centros urbanos que tienen clases de 3 niveles distintos a contraturno”, ejemplifican. Esas definiciones se empezarán a dar en los próximos días. El ministerio diagramó 25 mesas educativas regionales, donde participan representantes de los municipios, integrantes de los consejos escolares, inspectores, sindicatos docentes, especialistas e incluso familias. Mientras tanto, esperan terminar las 900 obras en las escuelas de mayores urgencias, que habían comenzado o apenas licitado y quedaron en stand by por la pandemia. Para regresar, deberán garantizar agua potable, cloacas y otros insumos básicos que hoy muchos establecimientos no tienen.