El Congreso del PJ en el estadio único de Ferro confirmó un camino que ya estaba marcado por sus dirigentes para lo que serán las elecciones partidarias. Habrá unidad. Una sola lista con candidatos a la presidencia, las cinco vicepresidencias y los miembros del consejo. No hay margen para una disputa interna. Y, sobre todo, hay una bajada de línea desde la Casa Rosada para que se logre consenso en el momento que se elija al nuevo presidente del partido, columna vertebral del Frente de Todos. Pocas horas después de que finalizara esa calurosa jornada peronista un dirigente que recorre con frecuencia los pasillos del PJ reflexionó sobre los meses venideros y la etapa preelectoral. “A partir de ahora empezó la temporada de rosca”, dijo, anticipando semanas enteras en la que los que tienen intenciones de conducir el partido tratarán de buscar consensos que los impulsen hacia la conducción. entre intendentes, gobernadores, legisladores y sindicalistas.
En esa lista de posibles candidatos hay cuatro nombres propios que se postularon o que dejaron trascender sus ganas de hacerlo: el actual presidente del PJ, José Luis Gioja; el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich; el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini y el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. La situación de los cuatro es diferente. Pero los cuatro están interesados en ocupar la presidencia del partido. Todos están en carrera hasta que Alberto Fernández y Cristina Kirchner digan lo contrario. En definitiva ellos dos son los conductores de la coalición de gobierno y los que pueden cambiar el circuito electoral interno si deciden bajar el martillo.
Si hasta el momento los cuatro dirigentes aparecen en el plano de la especulación y mantienen sus posibilidades de competir es solo porque la fórmula presidencial ha dejado que eso suceda. Que todos corran y que la idea de la unidad madure sin que ellos lo tengan que decir públicamente. Ante todo está la unidad del espacio político que hoy gobierna el país y para que siga siendo así hay que evitar cualquier tipo de interna partidaria que pueda diseminar perdigones y generar daños innecesarios e inesperados en el Gobierno. El sanjuanino José Luis Gioja quiere seguir al frente del partido. Se hizo cargo en el 2016 cuando el peronismo estaba fragmentado y desde Matheu 130 aportó para la unidad del movimiento. Creó una mesa de acción política donde reunió a sindicalistas de diferentes vertientes - entre ellos Hugo Moyano y Héctor Daer - y en la que le dio lugar al kirchnerismo y el peronismo del interior. En el partido le valoran ese trabajo silencioso que se mantuvo en el tiempo y que en la actualidad se convirtió en una de las credenciales para poner encima de la mesa a la hora de buscar respaldo.
Cerca del ex gobernador de San Juan dicen que es un dirigente “órganico y disciplinado” que estará atento a la voluntad de intendentes, gobernadores y sindicalistas para ver si entre ellos existe la idea de que él siga. Para él la competencia interna no es una posibilidad. Pero está dispuesto a pelear apoyos en el caso de que otro candidato le marque la cancha y le dispute el lugar. La única forma de que se corra del camino hacia la presidencia es que Alberto Fernández o Cristina Kirchner quieran conducir el partido. Por el momento, es una posibilidad poco probable. Las dos muestras de respaldo más claras que ha podido visibilizar Gioja son las últimas actividades del partido: la reunión del Consejo y la de Congreso. En ambas contó con la presencia de los dirigentes que tienen más peso en el universo peronista, situación que no ocurría cinco años atrás cuando el partido parecía ser solo un esqueleto. Como contrapartida, el principal inconveniente que enfrenta para sacar chapa de candidato es la interna que protagoniza en su provincia con el actual gobernador Sergio Uñac.
Gioja impulsa a su hermano Juan Carlos como candidato a la presidencia del PJ sanjuanino que tiene como actual presidente a Uñac. La tensión escaló tanto en las últimas semanas que llegó a un límite impensado: no se hablan entre ellos y no hay una vía de diálogo entre las dos facciones del peronismo que representan. Los dos referentes locales están en pie de guerra a pocos días de la elección. Algunos dirigentes que integran el partido lo marcan por lo bajo como una muestra de debilidad. Gioja pide la unidad en el PJ Nacional pero no la puede lograr en su provincia. El hombre que aparece como un posible competidor es Leonardo Nardini. El intendente de Malvinas Argentinas es un dirigente respetado y querido en el peronismo. Mantiene un buen vinculo con un puñado de gobernadores y tiene una relación de amistad con Sergio Massa. Con 39 años es uno de los jefes comunales más jóvenes de la provincia de Buenos Aires y una de las caras visibles del peronismo bonaerense, donde cosecha la mayor cantidad de apoyos.
El nombre de Nardini apareció en escena empujado por un amplio grupos de intendentes de la provincia que quieren la renovación en la cúpula partidaria y que consideran que el jefe comunal - que es actualmente vicepresidente del PJ Nacional y vicepresidente de AYSA - es el indicado para expresar ese cambio de época. Pero hay una condición autoimpuesta por los intendentes y el propio Nardini. La candidatura solo avanzará si Gioja está de acuerdo. La posibilidad de que el intendente de Malvinas Argentinas sea candidato se generó en un contexto en el que el dirigente sanjuanino no dio muestras claras de querer continuar al frente del partido. Algunos se aferraron a sus palabras en el encuentro que hubo en Ferro la semana pasada, cuando dijo que para muchos de los que estaban presentes sería el último congreso ocupando un lugar entre las autoridades partidarias, y las tomaron como el final de un ciclo.
Nardini tiene ganas de ser el candidato de la unidad. No lo dice en público y se encarga de matizarlo en privado. Moderación, ante todo. Ese es su lema. Lo que tiene en claro es que no avanzará sin antes hablar con Gioja y conocer de su propia boca que es lo que quiere hacer. Además, espera alguna señal desde la presidencia para ver cuál es la idea que tiene Fernández. Quiere evitar cualquier tipo de conflicto o diferencia con el histórico dirigente, a quien acompañó de cerca cuando tuvo que enfrentar la intervención judicial del partido y la llegada de Luis Barrionuevo a la sede histórica de Matheu. El único autopostulado hasta el momento es Jorge Capitanich. A mitad de febrero el gobernador chaqueño expresó su voluntad de ser candidato a presidir el PJ. Al igual que el resto de los que están en carrera aclaró que de serlo, sería a través de un consenso de las diferentes vertientes. Quince días atrás lo repitió en una entrevista radial. “Tengo la voluntad. El deseo está está directamente asociado a un reconocimiento del conjunto del justicialismo”, indicó en una entrevista con Futurock.
El ex jefe de Gabinete no estuvo presente en el Congreso del PJ y dentro del partido lo tomaron como una señal de que su candidatura se va desinflando lentamente. Hasta el momento no ha mostrado consenso entre los gobernadores ni ha podido dar señales concretas de tener respaldo político para poder avanzar en el camino hacia la presidencia. Otro de los que dejó entrever su voluntad de ser candidato es el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. No fue explícito, pero cuando se realizó la reunión del Consejo para comenzar a diseñar el calendario electoral, pidió que las elecciones tengan la máxima participación posible. Entre los presentes lo interpretaron como un anticipo de sus ganas de participar en la rosca política que implica la generación de consensos. Por ahora no avanzó en una posible postulación.
Por último hay un grupo de dirigentes que pidieron públicamente que Alberto Fernández sea el presidente del PJ. Entienden que un presidente peronista es, naturalmente, el conductor del partido. Entre ellos están el titular del Suther, Víctor Santa María; el gobernador de Tucumán, Juan Manzur y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. Sin embargo, esa opción parece no tener demasiado asidero entre la mayoría de los dirigentes, quienes recuerdan el pedido de Fernández cuando era candidato y visitó el partido. “Les pido que nunca más nos desunamos y que me hagan corregir cada error que yo cometa. No quiero un partido que duerma mientras yo gobierne”, les dijo. El pedido pareció estar destinado a que el PJ funcione como un organismo autónomo del gobierno nacional. Las elecciones serán el 3 de mayo. Para ese entonces en el peronismo esperan llegar con una lista de candidatos resuelta. Una lista única.